Los Tuareg y los miembros de AQMI (Al Qaeda en Magreb Islámico) van avanzando impunemente por el país. Y buscan, nos aseguran, un país en el que reine la ley islámica
(Manos Unidas).- Hablamos con Bamako y nos dicen que la vida transcurre con tranquilidad; con una calma que podría considerarse normal si no fuera porque, desde que el pasado 21 de marzo los militares se hicieran con el control del país, en las calles de la capital maliense la cotidianeidad está vestida de tensión.
Lo único que se sale de lo normal es que ya hace días que los bancos no dan dinero y que la gente, alarmada por el cierre de las fronteras, hace acopio de víveres, de gasolina y de productos de primera necesidad, porque Malí no produce mucho más que trigo y algún otro cereal, y depende del comercio con los países vecinos. Además, el país asfixiado ya por el hambre y la pobreza, se enfrenta ahora a las amenazas de sanciones por parte de la Comunidad Económica de Estados de Africa Occidental (ECOWAS en inglés).
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