Está claro que un niño de tres años no conoce aún el valor del dinero y no sabe el dineral que usted se ha gastado en darse ese caprichito en Botsuana
(José Carlos Rodríguez).- Estimado señor rey: No tengo por costumbre en este blog sobre África escribir sobre temas de los que ya habla todo el mundo, pero en esta ocasión no tengo más remedio que ponerme a teclear sobre el asunto de su cacería. Lo hago impulsado por mi niño de tres años, que desde el pasado viernes no hace más que preguntarme por qué a su majestad le gusta matar elefantes, y ya sabe usted que cuando un niño de esa edad se pone a hace preguntas no hay quien le pare.
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