Desde su inicio, declararon la guerra al cardenal de Barcelona, y no esconden la simpatía por los obispos de Terrassa, Josep Àngel Sáiz; de Vic, Romà Casanova, y de Solsona, Xavier Novell
Falsificación documental y usurpación de personalidad. Estos son los presuntas delitos que han germinado de la web católica de línea integrista Germinans, de autores anónimos.
Un caso que, tras pasar por el juzgado de instrucción núm. 22 de Barcelona, ahora se encuentra en el juzgado decano, desde donde se espera que en cualquier momento se adjudique la vista al tribunal penal correspondiente.
Las acusaciones son muy graves y afectan a tres seglares: Mario Solsona, su mujer, Ana Becerril, y Mariano Arnal. El fiscal los acusa de haber falseado los datos en el momento de contratar el traslado de un dominio de Internet de la web mencionada, nacida en mayo del año 2007. La archidiócesis de Barcelona pasa por unos momentos difíciles, sacudida por este tema. Los tres acusados habrían utilizado el nombre de un clérigo, Josep Maria Matamala, como solicitante del dominio, cuando en realidad se trata de una persona del todo ajena al grupo integrista. El DNI empleado en la misma operación es el de un ciudadano de Zaragoza que tampoco tiene nada que ver con Germinans.
El mencionado clérigo presentó denuncia contra Solsona, Becerril y Arnal. El fiscal los acusa de falsificación documental y pide para ellos un año de prisión y 3.880 euros. La acusación particular pide cuatro años de prisión por el mismo delito continuado y un año de prisión por usurpación del nombre de Matamala, además de una multa y del cierre de la página.
El terremoto en la diócesis de Barcelona está servido. En las declaraciones que se han hecho ante del juez, los tres acusados han reconocido, según fuentes diocesanas, los hechos, pero han afirmado que desconocían quién era Matamala, y que se trata de una simple coincidencia sin mala fe. En todo caso, los tres se negaron a aportar los nombres del resto de los integrantes de Germinans, el núcleo duro del cual está formado por sacerdotes de línea ultraconservadora y españolista de la diócesis, enemigos de la gestión del cardenal Lluís Martínez Sistach.
Desde el momento de la aparición de Germinans, la polémica ha rodeado la web tradicionalista. Adictos a las tesis integristas dentro de la Iglesia, enemigos feroces del Concilio Vaticano II y defensores de la misa tridentina, han demostrado una rara habilidad por airear cotilleos diversos del arzobispado. Pero lo que ha indignado a mucha gente es el estilo de la web: informaciones sesgadas, manipulación, campañas contra personas que bordean el insulto... Los posibles delitos cometidos dejan en evidencia una particular manera de hacer bien poco evangélica.
Según ha podido saber EL TRIANGLE, el origen de Germinans tiene un momento muy concreto. Nace del rechazo del cardenal Martínez Sistach a la solicitud de autorizar una Asociación Juan Pablo II formada por sacerdotes. La idea, nacida a la muerte de Karol Wojtyla, era la de preservar la memoria del Papa anterior desde una perspectiva muy conservadora. Sistach se negó, cosa que provocó una reacción virulenta.
Así nació De Bello Pallico, una web precedente de Germinans que tuvo poco recorrido. En vigilias de los 70 años del cardenal, en abril de 2007, De Bello Pallico desapareció. Por lo visto, se quería extender la mano al arzobispo. Pero la reticencia de este a un acuerdo con ellos los hizo pasar a la ofensiva. En mayo de 2007 nacía Germinans germinabit (‘Germinará copiosamente’).
Desde el entorno de Germinans, estos días se respira nerviosismo. Si se llega al juicio, la posición de la web y de quienes hasta ahora la han alimentado quedará comprometida.
De los tres acusados, quien parece haber tenido un papel más destacado en las acciones de Germinans es Mario Solsona. Miembro del consejo de redacción de Infocatolica.com, se le atribuye la autoría de los comentarios que, firmados por mariosol, aparecen en el Foro Jai, otra de las webs integristas de la red.
Hasta ahora, y a parte de las declaraciones de Solsona, de Becerril y de Arnal, han sido llamados a declarar como testigos tres sacerdotes: Francesc Espinar, rector de la parroquia de San Juan Bautista de Santa Coloma de Gramenet; Alex Marzo, rector de Argentona, y monseñor Jaume González-Agàpito, delegado episcopal de Ecumenismo. Todos tres negaron toda relación con Germinans.
Espinar es considerado en amplios sectores de la diócesis una persona clave en esta historia. Marzo es visto como un cura muy vinculado a Ramon Corts, delegado episcopal de Enseñanza, de línea conservadora y acostumbrado a nadar en varias aguas.
Hace años que desde el Palacio Episcopal se hacen intentos por conocer la identidad de quienes elaboran la web. Hace tiempo, el cardenal encargó a Manuel Milián Mestre, exdirigente del PP bien conectado con los círculos eclesiásticos, que indagara quien podía estar detrás del web. No pudo sacar conclusiones claras, pero sí que aseguró a Martínez Sistach que tenía el íntimo convencimiento de que González-Agàpito no estaba involucrado.
También puso en marcha una investigación el abogado Ramon Batlle, una de las bestias negras de Germinans. Pero las diferentes investigaciones no habían ido demasiado lejos. Hasta ahora. EL TRIANGLE también ha podido saber que Martínez Sistach mantuvo algún contacto con personas de Germinans en un intento de acercar posiciones.
Desde sectores próximos a Germinans se acusa a Joan Antoni Arenas, director espiritual del Seminario Diocesano y canónigo de la catedral, de haber espoleado la denuncia contra la web. Lo cierto es que Arenas, muy próximo a Martínez Sistach, ha sido víctima habitual de los improperios de los integristas.
Germinans ha recibido desde su nacimiento unas 500.000 visitas, y ha sido leída por personas de 120 países. Desde el punto de vista mediático, ha sido un éxito por el grado de agresividad tanto contra sectores católicos progresistas como moderados. El papel que ha tenido no se puede discernir de la lucha interna en la Iglesia catalana. Desde su inicio, declararon la guerra al cardenal de Barcelona, y no esconden la simpatía por los obispos de Terrassa, Josep Àngel Sáiz; de Vic, Romà Casanova, y de Solsona, Xavier Novell. Después de erigirse en portavoces de «su» dios, ahora deben responder ante la justicia de los hombres.