Gracias a la bondad, mucho más poderosa que el pecado, gracias al bien mucho más influyente que el mal, hay esperanza para el mundo
(Martín Gelabert).- La presencia de los cristianos es un gran bien para el mundo, aunque el mundo no sea consciente, hasta el punto de que sin ellos el mundo iría a la deriva, del mismo modo que un cuerpo sin alma pierde la vida y se corrompe.
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