Sigo hipotecando el amor divino y la amistad con Jesús a mi sensibilidad y a mi respuesta, y caigo en el error de creer que es gracias a mi fidelidad la fidelidad de Dios.
(Ángel Moreno, de Buenafuente).- Por más que leo las Escrituras y conozco el mensaje del Evangelio, en el que se me asegura la iniciativa de Dios en su amor por mí. Aunque sé que la declaración de amor es decisión divina y que no depende de mi respuesta.
A pesar de las veces que he predicado que Jesús elige a sus amigos y ha querido llamarnos a serlo por libre voluntad suya.
Sigo hipotecando el amor divino y la amistad con Jesús a mi sensibilidad y a mi respuesta, y caigo en el error de creer que es gracias a mi fidelidad la fidelidad de Dios. Y por ello corro el peligro de creerme, pretenciosamente, merecedor de su favor, o me hundo en mi propio pecado, por pensar que ya no merezco la mirada amable del Señor.
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