Para todos Jesús se hace el encontradizo, como cuando recorría los caminos de Palestina
(Jaume Pujol, arzobispo de Tarragona).- En la Iglesia hay festividades que tuvieron un origen concreto y que luego fueron extendidas al conjunto de la cristiandad. Es lo que sucedió con la fiesta del Corpus Christi, instituida por primera vez en la diócesis belga de Lieja y extendida por el papa Urbano IV en 1264 a la Iglesia universal.
La Eucaristía era ya el centro de atención del Jueves Santo, que es cuando rememoramos su institución por Jesucristo en la Última Cena. Pero se sentía la necesidad de otra festividad que recordara la presencia real de Cristo bajo las especies de pan y vino.
Convenía que se rindiera adoración al «Jesús escondido», guardado en los sagrarios y dispuesto para servir de alimento espiritual para los fieles.
Para leer el artículo completo, pincha aquí: