Siempre tuvimos en Bernardo la enciclopedia de la vida del pueblo
(Paulino Froilán García, en El Progreso).- Querido amigo: Quiero dar contigo este día de San Antón ‘Lacoeiro’ un último paseo por nuestra Plaza Mayor del Norte, de la casa Carreira y ‘tras do Puxigo’, al norte, hasta la de doña Ramonita de Doade, por el sur, dejando al poniente la casa de Goldeiros y al naciente esa iglesia que hizo brotar la llama de tu amor al Señor y el inicio de tu vida orientada a él.
Aquellos paseos llenos de recuerdos de tiempos ya idos, conservados con la llama del marchito son de la campana del reloj, que tantas veces sonó en los oídos de Severino y acompañó los sermones de don Joseíto y contó los pasos del ir y venir de don Gabriel de la rectoral a la iglesia, o los del andar calcetando de doña Amelia en su cotidiano deambular, únicamente cortados entre los días de feria por cestos y ‘cosas de hojalata’.
Yo le confiaba mis proyectos para narrar la vida que vivimos, con la seguridad de recibir de sus palabras las oportunas y sabias directrices llegando en nuestros paseos a pergeñar el libro, que escribiría prologado por él. ¡No faltaría más!
Muchos fueron los lazos que nos unía la vida. El de la amistad que siempre compartimos, nuestros sentidos religiosos de la vida y el de compartir la familiaridad a través de Maricarmen, hermana y prima consorte.
Su ausencia formará un enorme vacío en el latir del corazón de los villalbeses, porque era cariñoso con todos nosotros que sabemos de sus virtudes y su entrega a la amistad; siempre tuvimos en Bernardo la enciclopedia de la vida del pueblo, que tomará por suyo el imborrable recuerdo de su señorío.
Que Santa María de Villalba pida a su hijo que estés con él para siempre.
