La Iglesia española no debería ponerse al lado del Partido Popular, al igual que hizo la Iglesia italiana con el partido de Berlusconi
(Jesús Bastante)- Salvatore Coppola, autor italiano, viene a presentarnos un libro que en principio parecería muy circunscrito al ámbito español: Clero disidente y homilías conflictivas en la España franquista, de 1968 a 1975.
Es interesante que este tipo de temas que todavía genera tantos problemas entre los católicos españoles sean analizados por un estudioso no español. ¿Te da eso más distancia, más objetividad, a la hora de percibir lo que sucedió en esta época de la historia?
Yo desde 2005 hasta 2009 he vivido en Madrid porque trabajaba en la Escuela Italiana de Ríos Rosas. Allí enseñaba Historia y Filosofía. Ya había escrito algunos libros cuando estaba en el sur de Italia sobre la historia de los campesinos o de la Reforma Agraria. Estando aquí, me interesé por conocer cómo las fuentes españolas juzgaban el pontificado de Pío XI, y sobre todo de Juan XXIII. En 2009 publiqué «El pontífice sumamente bondadoso», en italiano pero con muchas citas en castellano. Todo hecho a partir de documentos de archivos españoles. Me interesaba conocer cómo la diplomacia del gobierno franquista valoraba los actos de este pontífice: las encíclicas que hablaban de libertades sindicales, derechos de reunión… Me interesaba comprender cómo lo percibía el régimen franquista, que era católico por encima de todo. Ser católico y ser español, con el nacionalcatolicismo, era la misma cosa. Entonces, investigando sobre esto encontré documentos que para eran desconocidos por mí y por muchos historiadores italianos. Por ejemplo, que en 1960 339 curas vascos escribieron a sus obispos, al nuncio apostólico y al mismo Papa denunciando la falta de libertades políticas. Se podría pensar que es un hecho vasco, per otros documentos de los años 60 hablan de curas de Barcelona, de Pamplona… que también contestaban a sus obispos en cuanto al apoyo al régimen. Entonces, esto hizo surgir mi curiosidad. Porque en Italia había un estereotipo de una Iglesia totalmente monolítica, adicta al régimen, por lo menos hasta 1973. Hasta Tarancón y la Asamblea Conjunta. De esta actividad del clero disidente, de estas homilías conflictivas, que llevaron a la cárcel a muchos curas, nunca sabíamos nada. Eso me empujó a investigar, y me apunté a un máster, e hice la memoria sobre el clero disidente. Al final decidí ampliarla y hacer este pequeño libro, para que los historiadores italianos puedan conocerlo, y para que los amigos españoles puedan conocer más en las bibliotecas sobre un tema que a mí me ha parecido muy interesante.
Durante el franquismo la Iglesia fue una aliada del régimen, y además era el único lugar en España que tenía derecho de asociación.
Estando en Madrid fui a la Fundación Primero de Mayo, en la calle Arenal, donde está el archivo de Comisiones Obreras (CCOO). Me interesaba la relación de CCOO con lo que sería la UGT italiana. Por esos documentos me di cuenta: las comisiones obreras se reunían en la Iglesia. Allí descubrí que hubo un cura, al que llamaban el padre Paco, que estuvo encarcelado con Marcelino Camacho. Descubrí un mundo apasionante que me atrapó. Todos esos ríos me llevaron a esta publicación.
¿Hubo religiosos, sacerdotes, e incluso obispos, que hicieron lo posible por que el espíritu del Concilio se tradujera en España en una búsqueda de libertades democráticas? ¿Hubiera sido de otra manera la Transición, sin la actuación de este «clero disidente»? ¿Hay que reivindicar más la figura del Padre Gamo, de Díez Alegría, del padre Llanos, y de tantos otros?
La tesis que yo sostengo es que el bajo clero vivía los problemas de la gente, de los trabajadores. Entonces, la publicación de los documentos conciliares (como el Gaudium et Spes) fue recibida en primer lugar por estos curas, que vivían las contradicciones en las cuales se encontraba el pueblo. Yo pienso, como Mariano Gamo, que fue mucho más importante el papel del bajo clero, que sufrió encarcelamientos, multas, etc. Pero este asunto ha sido muy debatido. Hay profesores que argumentan que los obispos, incluso los más conservadores, nunca aceptaron el permiso para el procesamiento de estos curas. Que nunca aceptaron las sanciones, al igual que los obispos de Vitoria y San Sebastián no aceptaron la orden de la Santa Sede en 1960 de expulsar a esos curas de sus diócesis y llevarlos a otro sitio. Es decir, que también la Iglesia poderosa, la oficial, tuvo enfrentamientos con el régimen. Si bien condenaron la actitud de estos curas, nunca llegaron a aplicar procedimientos disciplinarios. La Iglesia siempre ha tenido este doble juego. Así fue hasta 1970. Un año más tarde, una mayoría tuvo el coraje de hablar de los errores de la Iglesia durante la Guerra Civil.
¿Fue una suerte contar con el cardenal Tarancón?
Tarancón fue, como dicen muchos, «el hombre de Pablo VI». Pero a mí me gusta más pensar que, si no hubiera sido por la actitud conflictiva de tantos curas (no sólo del País Vasco o de Navarra, también de Madrid, de Málaga, de Galicia…), la Iglesia se hubiera distanciado más tarde del régimen.
Justicia y Paz también tuvo un papel importante. Fueron muchos torrentes los que convergieron en el mismo punto. Creo que es así.
¿Cómo se ve hoy, desde Italia, a la Iglesia española? ¿Siguen funcionando esos estereotipos, tienen parte de realidad?
Sigue el debate político. Muchos tienen la idea de una Iglesia un poco conservadora, sobre todo en cuanto a temas que también causan polémica en Italia: el aborto, los matrimonios homosexuales… Aunque cuando Antonio Cañizares fue nombrado primado de España y enviado a Roma, se habló de una Iglesia más aperturista. De todas formas, los historiadores siguen ocupándose más de la Iglesia de la Transición, de la que se dice que jugó un papel bastante importante.
¿Ha perdido influencia política la Iglesia española?
Sí, esto se piensa. De todas formas, de la misma manera en que en Italia la gente tiene poca confianza en la política, y la Iglesia todavía recoge miles de fieles los domingos; hay quien dice que la Iglesia podría rellenar el hueco que la política está dejando. Porque en la Iglesia italiana también hay sectores que hablan de los problemas sociales desde posiciones muy avanzadas. Así, pensamos que la Iglesia española no debería ponerse al lado del Partido Popular, al igual que hizo la Iglesia italiana con el partido de Berlusconi. Si no fuera así, sí que podría rellenar los huecos a los que la política no sabe llegar.
¿Cómo se está viviendo en Italia todo el escándalo de los documentos reservados, del Vatileaks, etc.? Al haber sido la primera vez que se ha roto un muro de secretos, ¿cree que será objeto de estudio también para los historiadores?
Tanto este problema como el de la pedofilia han creado un poco de desconcierto en muchos fieles. En estos momentos muchos piensan que el Papa Benedicto está teniendo una posición bastante ambigua, que no se está cerrando en su defensa a la Iglesia. Esto se ve en las cartas que la gente envía a los periódicos y a las revistas. Se ve que hay sufrimiento, porque de pronto se ha descubierto que el IOR (el banco vaticano) ha encubierto operaciones no siempre legales ni morales. Y los fieles hablan de eso. Pero pensar en Cristo da el coraje necesario para seguir adelante.
¿Podemos encontrar tu libro en las librerías?
En las librerías no, pero en las bibliotecas sí. Y si a alguien le interesa, puedo enviárselo sin problema.
Algunos titulares
En Italia se veía a la Iglesia española totalmente monolítica y adicta al régimen franquista por lo menos hasta 1973
También la Iglesia poderosa, la oficial, tuvo enfrentamientos con el régimen franquista
Me gusta pensar que, si no hubiera sido por la actitud conflictiva de tantos curas, la Iglesia hubiera tardado mucho más en distanciarse del régimen franquista
Cuando Antonio Cañizares fue nombrado primado de España y enviado a Roma, en Italia se habló de una Iglesia más aperturista
La Iglesia todavía recoge miles de fieles los domingos
Pensamos que la Iglesia española no debería ponerse al lado del Partido Popular, al igual que hizo la Iglesia italiana con el partido de Berlusconi