Tenemos un claro ganador en las urnas, pero hay también una serie de inconformidades de distintas magnitudes que vale la pena considerar en orden a mejorar nuestra democracia
(Guillermo Gazanini).- El proceso electoral no termina el día de las elecciones. Una vez que se hace el recuento de los votos y se indica el resultado de los mismos, la ley tiene previsto un tiempo de aclaraciones o impugnaciones por parte de los contendientes, que finalmente deberán ser resueltas y juzgadas por el Tribunal Federal Electoral (Trife).
A nadie debe extrañar que alguno de los institutos políticos o candidatos exprese sus inconformidades, siempre y cuando se haga en estricto apego a las leyes que nos rigen, observando los tiempos y las formas. Los partidos y los candidatos a todos los puestos de elección popular deben saber aceptar la decisión de los ciudadanos expresada en las urnas y, en caso de irregularidades, deben también aceptar la participación de las instituciones que hemos creado para dar certidumbre a nuestra vida democrática.
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