Tenemos que tratar de buscar un ritmo de trabajo que nos permita encontrarnos, por lo menos de vez en cuando, en casa con luz diurna
(Hermann Rodríguez SI).- Hace un tiempo, Miguel Silva escribió en El Espectador un artículo que me gustó mucho: «El ajetreo y el trabajo». Decía el autor que los colombianos tenemos una forma muy extraña de trabajar; y contaba que una italiana que trabaja en el Banco Mundial le decía alguna vez: «Yo siempre veo a los colombianos trabajar hasta que cae la noche. Son los últimos que salen de aquí. Pero lo más divertido es que, en verano, también salen únicamente cuando cae la noche, y como en verano eso sucede a las nueve, salen tardísimo. Como si fueran unos animales extraños que por razones de supervivencia no fueran capaces de encontrarse en casa con luz diurna».
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