Siempre encuentran razones para ver cosas positivas allí donde los testarudos como yo no acertamos a ver nada
(José Carlos Rodríguez).- Todos en Obo la llaman Bernadette, versión francesa del italiano Bernadetta, pero ella insiste que su nombre no ese, sino Benedetta. «Como el Papa, solo que en femenino», asegura. Pero con el nombre de la santa de Lourdes se quedó para siempre esta mujer desde que aterrizó en este rincón de la República Centroafricana hace ya casi tres años.
Dicen que iba para monja y, viendo cómo hace las cosas, me lo creo. He visto cooperantes extranjeros llegar, ejecutar sus tareas según el marco lógico y escribir sus inmaculados informes con el programa Excel al mismo tiempo que se les olvidaba pararse por el camino y saludar a la gente.
A Benedetta, jamás. Ella pierde el tiempo escuchando a todos y sonríe siempre. Por eso la gente la quiere a rabiar. También hace bien los informes de su ONG, aunque a la gente de Obo eso parece que le importa menos.
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