Para que la palabra del sacerdote sea eficaz es preciso madurarla en la oración y hablar desde la propia experiencia de fe
(JosemariLorenzo).- A lo largo de los años me va tocando mucho oír sermones a distinto curas y obispos. El gran peligro que tienen es hablar de memoria.
¡Tienen que decir algo bueno, y lo recitan como un papagayo, eso sí, casi siempre bien preparados. Aunque otros, sin demasiada dedicación al tema homilético, hablan como sacamuelas, y a veces como vulgares charlatanes de feria.
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