Ojalá que el Señor a través de la pobreza de la oración activa nos lleve a la oración pasiva. Una por una perseverar.
(Josemari Lorenzo Amelibia).- Cuando uno comienza la oración afectiva o quiere adentrarse por los caminos de la simple oración corre el riesgo de olvidarse de la oración de petición. Sin embargo todos los hombres santos la han practicado y el mismo Jesucristo nos lo enseña.
Vamos a pedir unos por otros haciendo oficio de intercesores, pues eso es propio de nuestra condición sacerdotal cristiana. Jesús oró muchas veces por nosotros.
Tú reza por mí; yo también lo haré por ti. Así nos estimulamos mutuamente en esta oración de intercesión. Es importante orar siempre. La oración continua nos hace vivir en amistosa relación con Dios. Y cuando oramos unos por otros lo podemos hacer incluso con sencillas jaculatorias.
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