Han cultivado el trabajo, la dignidad, la solidaridad , la no violencia, la lucha tenaz contra toda injusticia
(Benjamín Forcano).- La conyuntura sociopolítica ofrece momentos en que los ciudadanos se ven obligados a reaccionar y se pronuncian. Y, en ese pronunciamiento, se retratan. Muy bueno para develar lo que de verdad hay en la mente y en el corazón de cada uno. Pero, como vivimos rlelacionados, la trama reactiva se da por bandos que aglutinan y caracterizan a unos y a otros. Me refiero al salto publicitario que han provocado los jornaleros andaluces con GORDILLO y CAÑAMERO a la cabeza.
He sentido consternación, porque todos los que han opinado, y que se han pronunciado a favor, o en contra, o a medias, lo han hecho como sentando cátedra, queriendo resolver problemas que a ellos apenas les ha tocado vivir. Sus palabras sonaban a hueco, a nada, porque no tocaban ni de lejos lo que Gordillo y Cañamero ponían sobre la mesa. Proyectaban consideraciones y argumentos irreales.
Yo esperaba que los interlocutores, en este caso, venían a preguntar, escuchar, aprender y transmsitir el valor y ejemplaridad de una causa que no admitía dudas ni demora. Allí, los maestros eran ellos, los que hablaban de una realidad lacerante, que no se podía entender estando fuera de ella. Y, encima algunos, incluso progresistas, pretendían ofrecer claves para un recto cambio, orden y aleccionamiento.
Ni Juan Manuel Sánnchez, ni Diego Cañamanero, ni el querido Diamantino con todos los suyos, surgían ahora de la nada, o en este momento de crisis como algunos pudieran pensare, con afaralados protagonismos personales. Han caminado mucho y, dentro de ese largo camino, han cultivado el trabajo, la dignidad, la solidaridad , la no violencia, la lucha tenaz contra toda injusticia.
Hace más de 17 años que , por la revista Exodo, estuvimos en Marinaleda Evaristo y yo y nos reforzamos en la comprensión de las razones de aquella lucha. (Exodo, Entrevista Juan Manuel Gordillo, Nº 28, págs. 10-21, 1995).
Una lucha que nunca entenderán los satisfechos y engreídos, que se sobreponen con su enajenado bienestar a las necesidades y derechos de sus semejantes, creyéndolos merecedores de la miseria y del látigo. En el fondo, a Gordillo y Cañamero muchos contertulios ni siquiera les pueden escuchar, por situarse fuera de una realidad que sólo quienes la viven y transforman aciertan a colocarla en su verdadero lugar y significado. Un lugar y significado que cuestionan mucho el que tenemos establecido.