Conversamos mucho tiempo en su austera habitación del Bíblico de Roma, y su recuerdo (de hombre amble y sabio, hombre de Iglesia y de verdad) me ha seguido acompañando a través de los años
(Xabier Pikaza).- Ha sido profesor de generación de biblistas, y así quiero recordarle. No llegó a ser muy extenso mi contacto con él, pero fue siempre muy cordial, en los años 1967-1969. Así recuerdo agradecido sus clases de crítica del Nuevo Testamento, su manera de enseñarnos a valorar papiros, manuscritos y textos básicos de la Biblia Cristiana.
Por él supimos algo que es fundamental, y que a veces se olvida en algunas instancias: No existe una Biblia Oficial (es decir, un texto único al que todos deben someterse), sino cientos de papiros y de manuscritos básicos, que van de principios del siglo II hasta el siglo V-VI después de Cristo, de manera que el texto de fondo (el original) sólo se puede «deducir» a través de una comparación de manuscritos y papiros, en una labor de colaboración en la que intervienen exegetas e historiadores, papirólogos y teólogos, dispuestos a buscar consensos.
Para leer el artículo completo, pincha aquí: