Esa "dirección" de la Iglesia es tan cercana en ideas sociales y en afectos personales al grupo político gobernante
(José Ignacio Calleja).- A propósito de la retirada de «la tarjeta sanitaria» a un millón de inmigrantes, y sobre todo, a los 150.000 sin papeles, o inmigrantes «irregulares», que quedan fuera del sistema sanitario común, – salvo en situaciones de urgencia y otros extremos -, me preguntan desde la SER por qué la Iglesia Católica no se pronuncia sobre esto: ¿Es que el cristianismo, – me dicen -, no tiene una palabra moral para estos casos?
Y, ¿qué diré? Vamos a olvidarnos de ir contra el mensajero (¡la SER!) y vamos a evitarnos el recurso a la complejidad de la relación entre los valores evangélicos y los problemas sociales. Y vayamos a la respuesta de lo imprescindible:
– La iglesia católica sí denuncia y actúa en muchos de sus partícipes intermedios, pero es cierto que su representación institucional, la Conferencia Episcopal Española, en su Presidencia y Ejecutiva, está desparecida ante la dimensión social de la crisis española. En lo relativo a la denuncia de la injusticia social y de las estructuras sociales de injusticia, está desaparecida.
– ¿Las razones? Una, que esa «dirección» de la Iglesia es tan cercana en ideas sociales y en afectos personales al grupo político gobernante, que, si algo le tiene que decir, es poco y en privado.
– Segunda, la «presidencia ejecutiva» de la Iglesia española está sobrepasada por la dimensión social de la crisis. Ocupados en recomponer el lugar de la Iglesia en las sociedades laicas en términos neoconservadores, y entusiasmados por las oportunidades de lo espiritual en situaciones de desorientación cultural, la crisis social y económica los ha sobrepasado, convirtiéndolos en dirigentes anacrónicos.
– Tercera, toman el atajo de lo espiritual, pero el río de la injusticia social es demasiado ancho para pasarlo sin mojarse. Socialmente hablando, en clave de estructuras de injusticia social en España, y en Europa, la presidencia de la iglesia española, está desbordada por la realidad histórica y fuera de su tiempo.
– Cuarta, es posible que la presidencia escasamente amplia y colegiada de la iglesia española, sí sepa lo que habría que decir socialmente en este tiempo, en términos de justicia social, pero no vea forma de decirlo con ganas, porque honestamente, no es su estilo de iglesia y cristianismo, y tendrían que dejarlo.
Podríamos seguir, pero la radio y tres minutos no dan más de sí.