“La cuestión fundamental de nuestra existencia: o ir con Dios por el camino de la vida, o abandonar a Dios por el abismo de la nada”
(AVAN).- El arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, ha dirigido una carta pastoral a toda la archidiócesis de Valencia con motivo de la apertura del «Año de la Fe» por el papa Benedicto XVI, prevista para el próximo 11 de octubre, en la que invita a «tomar conciencia del momento que vivimos» porque en el corazón del hombre «hay una sed y hambre de verdad y de vida como jamás se había dado en la historia».
Ante esta situación, urge a «no desentendernos de los demás ni mirar para nosotros mismos», algo que, según destaca el prelado, «es una tentación permanente del ser humano, fruto del pecado», según indica en su «carta-meditación», como define el prelado su texto que publica hoy en una separata el periódico diocesano PARAULA.
Monseñor Osoro describe que «el momento y las circunstancias que vivimos traslucen una sed y hambre de verdad y de vida en lo profundo del corazón del hombre como jamás se había dado en la historia, aunque disimulada muchas veces por la imposición del pensamiento utilitarista que excluye a Dios de la vida humana».
«¿No hemos caído en la cuenta de que el gran problema de nuestro mundo y de nuestra cultura es el olvido de Dios?»
Después de subrayar que «si no existe verdad, el hombre no puede distinguir el bien del mal» y de precisar que «esa Verdad es Cristo mismo», el arzobispo de Valencia constata que «el núcleo de la crisis que estamos padeciendo se puede resumir en que estamos viviendo una resignación en la búsqueda de la verdad». A este respecto indica que hay una crisis moral que tiene sus manifestaciones en la economía, «pero la crisis moral tiene su origen en la crisis de la verdad: el ser humano no sabe quién es, a quién se debe, qué camino recorrer».
Por ello, monseñor Osoro pretende con su carta «que aprendamos a no ocuparnos demasiado de nosotros mismos y de las cuestiones secundarias que son, a veces, las que entretienen nuestras vida», sino a descubrir «la esperanza verdadera y segura» a través del encuentro personal con Jesucristo, a «establecer un trato de amistad íntima con Él», especialmente cuando «esta humanidad y nuestro entorno cultural viven en la desilusión porque se le han venido abajo todo los dioses que se había construido y en los que se había fundado su vida». La fe es «la medicina contra el cansancio existencial y todas las crisis que experimentamos», indica el Arzobispo.
En la carta, que el prelado dirige a «todos los fieles de nuestra Iglesia diocesana y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad», se pregunta también: «¿No hemos caído en la cuenta de que el gran problema de nuestro mundo y de nuestra cultura es el olvido de Dios?«. A este respecto, invita a recordar «cómo a través de la historia todos los sistemas que han puesto entre paréntesis a Dios han fracasado».
Por el contrario «sólo quien conoce a Dios, conoce la realidad y puede responder a ella de forma adecuada y de manera realmente humana». En consecuencia, continúa monseñor Carlos Osoro, «la cuestión fundamental de nuestra existencia es o ir con Dios y entrar por el camino de la vida, o abandonar a Dios y entrar por el abismo de la nada».
«La fe en Cristo, fuente de toda esperanza, da salidas»
Por otra parte, el arzobispo de Valencia constata cómo a pesar de todas las conquistas científicas y tecnológicas, «el hombre tiene el corazón hambriento» ante las realidades de la violencia, la explotación, las discriminaciones, o la intolerancia.
En cambio, «la fe en Cristo es la fuente de toda esperanza, Él nunca defrauda, da salidas, ofrece horizontes, cambia nuestro corazón y nos entrega lo que es Dios mismo». Por ello, el titular de la archidiócesis de Valencia sostiene que «no hay otro alimento para la vida, para saciar el corazón del hombre, para cambiar y animar esta historia y el desarrollo de los hombres, más que Jesucristo».
Al mismo tiempo, el prelado defiende que la fe «no se reduce a un sentimiento privado, sino que implica coherencia y testimonio, también en el ámbito público a favor del hombre, de la justicia y de la verdad».
Desde esa dimensión pública de la fe, «debemos tener la valentía de recordar a nuestros contemporáneos que el hombre es una criatura de Dios, que es atraída al horizonte de su gracia y que, por lo tanto es capaz de hacer el bien cuando deja entrar a Dios en su vida, pero también es una criatura muy frágil que está expuesta al mal«, manifiesta el Arzobispo, que agrega que «sólo en la entrega a los demás es como encuentra vida y descubre a Dios».
«El mayor error que podemos cometer, querer entender al ser humano sin Dios»
El prelado, que titula su carta pastoral «Dadles vosotros de comer», la respuesta de Jesucristo a sus Apóstoles antes de la multiplicación de los panes y los peces, compara aquella situación con el «hambre y sed de verdad y de vida» en la sociedad actual y señala que «la gran tentación» hoy, como entonces, es la que reflejaron los Apóstoles cuando vieron a la multitud que no tenía con qué alimentarse y le dijeron a Jesucristo «despide a la gente para que vayan a buscar comida alrededor».
En este punto, el Arzobispo constata hoy también «la incapacidad para ayudar y dar respuesta a los hombres desde nosotros mismos» porque «con nuestras fuerzas poco o nada podemos hacer». De ahí que «Dios tiene que tener espacio en la vida del ser humano y, por tanto también, en la esfera pública» e insiste monseñor Osoro en que «hay degradación de la persona cuando pretende hacerlo todo por sí misma, y hay degradación, también, de los pueblos y la humanidad cuando se margina a Dios». De hecho, el prelado considera que «querer entender al ser humano sin su referencia a Dios es el mayor error que podemos cometer», porque sin Él, «el destino del hombre es la desolación y el vacío que lleva siempre a la angustia».
En contraste con la actitud de desentenderse de los demás, que muestran los Apóstoles, el arzobispo recuerda cómo Jesucristo lleva a cabo la multiplicación de los panes y los peces y destaca cómo hoy, «el Señor cuenta con nosotros, desea nuestra colaboración, nos la pide para que repartamos lo que en sus manos se multiplica».
Con todo, para «dar la misma respuesta de Jesucristo» monseñor Osoro defiende la «centralidad» de la Eucaristía, «presencia real por excelencia de Cristo» y «alimento indispensable para el discípulo de Cristo, entre otras cosas, para no desentendernos de los demás». La Iglesia «vive de la Eucaristía y renace siempre de Ella, es comunidad eucarística en la que, al recibir todos al mismo Señor, nos transformamos en un solo cuerpo y abrazamos a todo el mundo», subraya.
Doce propuestas en la archidiócesis de Valencia para «crecer en la fe»
Concluye su carta pastoral el arzobispo planteando para la archidiócesis de Valencia doce «maneras concretas para crecer en la fe», de la que señala que es «un camino de vida dirigido por el Espíritu Santo, que se compendia en dos palabras claves en la tradición cristiana: conversión y seguimiento».
Entres las doce propuestas citadas por el prelado en su carta se encuentran el propio Itinerario Diocesano de Renovación, que ha promovido monseñor Osoro en la archidiócesis hasta 2014, orientaciones de pastoral vocacional, la Adoración Eucarística Perpetua puesta en marcha el pasado domingo en Valencia, facilitar el sacramento de la Confesión con horarios en todas las comunidades parroquiales, así como la dirección espiritual, el proyecto Persona y Economía de comunión, que se presentará el próximo 1 de octubre, además de potenciar el «compromiso con Cáritas de todos los cristianos» haciendo que esté presente en todas las parroquias, y la programación de seminarios, conferencias, reflexiones y acciones que ayuden a vivir «El Año de la Fe».