El Año de la Fe nos mueve a la reflexión de la situación del país advirtiendo cómo hemos perdido la capacidad de asombro y escándalo al ver naturalmente la corrupción generalizada
(Guillermo Gazanini).- Tal vez sea el mayor acontecimiento de fe en el pontificado de Benedicto XVI. Un período de gracia que se abre para toda la cristiandad y reflexionar sobre el ser discípulos de Cristo, hijos de la Iglesia, cristianos.
Y de meditación en dos hechos importantísimos que marcaron la vida de la Iglesia: La apertura del Concilio Ecuménico y pastoral Vaticano II (octubre de 1962) y la publicación de la Constitución apostólica Fidei Depositum, del beato Juan Pablo II, por la que se promulga y establece, después del Concilio Vaticano II y con carácter de instrumento de derecho público, el Catecismo de la Iglesia católica, el 11 de octubre de 1992, cuyo proyecto, en 1986, fue confiado a una Comisión de doce cardenales y obispos, presidida por el cardenal Joseph Ratzinger, a través de consultas a los episcopados del mundo.
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