Antonio Allende: "Ser periodista había sido su sueño, porque consideraba que era una profesión que hacía pensar a la gente"
(José Manuel Vidal).- Un homenaje «sencillo, de familia» al cardenal Carlo Maria Martini, organizado ayer por la tarde en la Universidad Pontificia Comillas. Con un claro mensaje de reivindicación de la obra y de la figura del cardenal jesuita, maestro de espiritualidad, intelectual, pensador y divulgador de la Palabra. Un profesor que escuchaba a sus alumnos; un pastor libre y valiente, atento al latido de la calle y un gran comunicador, que «soñó con ser periodista».
La mesa redonda de homenaje a Martini estuvo integrada por el rector de Comillas, Julio L. Martínez, el ex rector de la misma Universidad, José Ramón Busto, y el director de la editorial Sal Terrae, Antonio Allende.
José Ramón Busto comenzó glosando la talla intelectual y universitaria del profesor Martini. Desde su primera tesis en Teología fundamental, hasta su segunda tesis en Sagrada Escritura sobre los papiros Bodmer, en los que se conserva el texto más antiguo conocido del Evangelio de Lucas.
Haciendo gala de una profunda erudición, el profesor Busto explicó que, hasta 1831, las traducciones de la Biblia siguieron la edición «desastrosa» de Erasmo de Rotterdam. «Una traducción muy mala, pero un gran negocio para el editor».
En este ámbito, Martini no sólo hizo su tesis sobre los papiros Bodmer y el Códice Vaticano (b) del año 325, sino que, además, formó parte del equipo de especialistas de la ‘Greek New Testament’, la versión en la que se basan casi todas las actuales traducciones de la Biblia. Junto a los más reputados especialistas en la materia, como Aland, Wikgren o Metzger.
Busto recordó que, amén de investigador, Martini fue rector del Instituto Pontificio Bíblico de 1969 a 1978, asi como rector de la Universidad Gregoriana durante año y medio, hasta ser designado arzobispo de Milán por Juan Pablo II.
A juicio de Busto, en su faceta universitaria, Martini se caracterizó por ser «un intelectual dialogante, con una enorme capacidad para escuchar, oír y hablar con los distintos«. Y puso como ejemplo de esa capacidad, el libro de conversaciones con Umberto Eco, titulado ‘¿En qué creen los que no creen?’
Martini, autor de éxito
Intervino, a continuación, Antonio Allende, director de la editorial Sal Terrae, para glosar la figura literaria del cardenal. Enormemente prolífica y de un éxito excepcional en el ámbito del libro religioso.
Del cardenal Martini se publicaron 383 libros en Italia, de los que Sal Terrae editó 23. Otras editoriales publicaron otras muchas obras suyas, hasta completar las 145 que hay en castellano.
Con una particularidad, que «casi ninguno de sus libros los redactó el cardenal. La inmensa mayoría son compilaciones, publicadas muchas veces sin la revisión del autor». De hecho, cuando le preguntaban por su producción literaria tan abundante, el purpurado jesuita solía responder: «La mayoría de mis obras no las he escrito ni siquiera las he leído».
En cualquier caso, su enorme éxito literario se debe, según Allende, a su forma peculiar de comunicar. «Martini llega al corazón, lo sientes tuyo, dice más que predica, hace emerger las preguntas que todos llevamos dentro y responde de forma valiente y libre a las preguntas que todos nos hacemos».
De ahí que «nada quede fuera de su interés y de su capacidad de no conformarse con respuestas ya trilladas». Por eso, «nunca rehuyó los temas de los que hablan y que preocupan a los cristianos de a pié» y tuvo «la capacidad y la valentía de poner por escrito lo que otros muchos comentaban en voz baja».
Esa conexión con la actualidad, esa cualidad suya de estar en la frontera, fue la que le convirtió en una prestigiosa estrella mediática mundial. Antonio Allende recordó que «ser periodista había sido su sueño, porque consideraba que era una profesión que hacía pensar a la gente».
Aún así, mantuvo una relación cordial, pero, a veces, tormentosa con el universo periodístico, al verse involucrado en polémicas sin sentido. De ahí que muchas veces hay que tener en cuenta a la hora de enjuiciarlo que «Martini no es lo que hemos leído que fue», concluyó el director de Sal Terrae.
Martini, hombre del Espíritu
Cerró el acto, el rector de Comillas, Julio L. Martínez, que comenzó definiendo a Martini como «un buscador de la verdad, que salió a los caminos desde la frontera». A su juicio, frente a los atrincherados en la ortodoxia, el cardenal jesuita fue siempre «un hombre del espíritu y un modelo de jesuita y de apóstol».
Un modelo que Julio Martínez sintetizó en cinco rasgos de la vida de Martini. El primero es que «su fe se muestra a través de la escucha de la Palabra». El segundo, «ayudar a las animas, a las personas» El tercero, promover «el conocimiento interno de Jesús», a través de una «espiritualidad realista» y de una «lectura teologal de la vida».
El cuarto rasgo es «buscar y hallar a Dios en todas las cosas». De ahí su lema episcopal: «Por la verdad, amar las cosas adversas». De hecho, «como pastor no huyó del mundo, sino que se involucró en él» y en la promoción de la Justicia. Con gestos concretos, como cuidar a un anciano todos los jueves o ganarse el respeto de los presos, a los que visitaba habitualmente, y de los sindicatos, con los que medió en muchos conflictos laborales.
Y el quinto rasgo, «la sabiduría de Dios». Quizás por eso, según Martínez, «no se dejó atrapar por las trampas ni siquiera cuando eran eclesiales». Porque Martini fue «un hombre de discernimiento en el Espíritu» y «un ejemplo de equilibrio entre institución y carisma». Pero su vida «sólo es comprensible en clave de Espíritu».
Martínez concluyó asegurando que «queremos seguir aprendiendo de cómo era, de lo que hizo y de cómo lo hizo». El acto terminó con todo el auditorio puesto en pié y rezando una oración, dirigida por Manuel Burguillos. Y es que, como señaló el rector de Comillas, «creo que a Martini ya lo tenemos de intercesor».