Frente a determinados intentos de ningunear a la asamblea y de olvidar las atribuciones que le corresponden, en aras de un clericalismo camuflado, hay que promover la importancia del pueblo de Dios en la celebración
(José Manuel Bernal).- Tuve yo la suerte de estar en la Roma del 1962 cuando se abrieron las puertas del Concilio. En mi casa del Angelicum, donde yo residía en aquel momento, estaban hospedados numerosos obispos y teólogos dominicos invitados a participar en las tareas del Concilio. Acabado éste, me cupo la satisfacción de participar activamente en los trabajos de la reforma litúrgica conciliar como Consultor de la S. Congregación para el Culto Divino, en estrecha colaboración con el recordado Padre Bugnini, uno de los artífices más destacados de la reforma litúrgica.
Para leer el artículo completo, pincha aquí: