Quizá ha llegado ya la hora de que los presbíteros en activo se nieguen a presidir más de dos parroquias
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(Jesús Martínez Gordo).- El año 1997, el entonces arzobispo de Udine, A. Battisti, comunica, mediante una carta fechada el 15 de agosto, su decisión de favorecer e impulsar la figura del laico «coordinador parroquial». Y lo hace argumentando el problemático futuro que dejan entrever las cifras de efectivos ministeriales previsibles aquellos años y apoyándose en la importancia que el Vaticano II concede a la presencia responsable de los laicos en una iglesia que es toda ella comunión.
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