Ahora andan más silenciosos, más callados, más circunspectos, pero siguen usando los ardiles de su oscurantismo
(Juan Rubio, en Vida Nueva).- Hubo y hay en nuestra Iglesia española una época de inquisidores, famosos ellos por sus anatemas fulminantes. Por algo es esta la tierra de Torquemada. «Luz de Trento, martillo de herejes».
Ahora andan más silenciosos, más callados, más circunspectos, pero siguen usando los ardiles de su oscurantismo. Usan de la gente como «espadas». No hay que descuidarse. Están a la que salta porque eso es lo que les da poder, aunque vete tú a saber en qué y en dónde. ¡Pobres gentes!
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