Muchos cristianos creemos que nos hemos desviado por involución del espíritu conciliar. Urge que los católicos volvamos a retomar el espíritu del Vaticano II,para el bien de la Iglesia y de la sociedad
(Casiano Floristán, en RyF).- Juan XXIII, Papa de marcado carisma profético, lo convocó -como él mismo dijo- gracias a «una repentina inspiración de Dios», en un «momento místico». El espíritu del Vaticano II impregnó el discurso inaugural del Papa, que pidió a los obispos convocados trabajar en clima de apertura y diálogo, aceptar desde el evangelio los valores culturales modernos y no lanzar condenas y anatemas.
El Concilio propuso que la Iglesia retornase a sus fuentes, tuviese en cuenta la variedad de situaciones en las que se incultura el evangelio y se hiciese presente en los dolores y gozos de la humanidad, especialmente la más pobre y marginada. Al acabar sus cuatro sesiones, dijo Pablo VI el 7 de diciembre de 1965: «Aquella antigua historia del buen samaritano ha sido el ejemplo y la norma según la cual se ha regido la espiritualidad de nuestro Concilio».
Para leer el artículo completo, pinche aquí