Cuando un país no es sensible a la atención y cuidado de las personas vulnerables, da muestras de ser un país que va perdiendo "corazón"
(José Manuel Vidal).- El padre Jesús Etayo Arrondo (Fustiñana, 1958) acaba de ser elegido nuevo superior general de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Una orden histórica y referencial en el ámbito sanitario mundial, de la que su propio general asegura que «goza de muy buena salud» y llega cada vez a más «necesitados». También dice que un país que no atiende sanitariamente a los pobres e inmigrantes se queda sin «corazón» y sitúa la bioética como la nueva frontera.
¿Qué sintió al ser elegido superior general de una orden benemérita y sucesor de San Juan de Dios?
Tuve dos sentimientos muy concretos: por una parte sentí gran responsabilidad para liderar la vida de la Orden, dada la realidad que hoy vivimos en todos los sentidos; y por otra parte sentí una gran paz interior porque la Asamblea Capitular y yo mismo, a través del discernimiento que se realizó notamos la presencia del Espíritu Santo entre nosotros, que era lo que pedíamos, para elegir a quien Él designase. Por tanto confio plenamente que siendo una cosa de Dios, no me faltará su ayuda y por supuesto la de mis Hermanos y la de muchos Colaboradores de nuestra Familia Hospitalaria de San Juan de Dios.
¿Por cuánto tiempo ocupará el cargo?
La duración del cargo es por seis años.
¿Cuántos superiores generales españoles ha habido en la orden hospitalaria?
En la historia de la Orden de San Juan de Dios hemos vivido fundamentalmente dos épocas. Una que duró hasta la desamortización de Mendizabal, en la que la Orden estaba dividida en dos Congregaciones, la Española y la Italiana. En esa época los Superiores Generales de la Congregación Española fueron prácticamente todos españoles. La segunda época se inicia con la restauración de la Orden en España, unificándose con la Italiana en una única Orden, en la parte final del siglo XIX. Desde entonces hasta la actualidad yo soy el cuarto Superior General español.
Un navarro, recriado en Aragón y ordenado de diácono por monseñor Yanes y de sacerdote por monseñor Osés. ¿Qué recuerda de este último?
Tengo muchos recuerdos de Monseñor Javier Osés y todos buenos y gratos. Personalmente fue un padre y un maestro para mí en las distintas ocasiones que tuve de conversar con él, que fueron bastantes. Me impresionó siempre la sencillez de un hombre «sabio», que su única preocupación era servir a la Iglesia, a los miembros de su diócesis, sin importarle nada «los reconocimientos ni los primeros puestos». Era un hombre de una profunda experiencia de Dios y de una gran sensibilidad por las necesidades de las personas y en especial por las personas enfermas y abandonadas. Fue muchos años responsable de la Comisión de Pastoral de la Salud y apoyó decididamente esta parcela de la pastoral en la Iglesia española.
Era también muy cercano a nuestra Orden desde muchos años y de hecho tenía la Carta de Hermandad (de agregación) de nuestra Institución. De todo lo que enseñaba y predicaba me dio testimonio en los últimos momentos de su vida, durante su enfermedad, cuando lo visité en varias ocasiones.
En general, ¿la orden goza de buena salud?
La Orden desde el punto de vista de su misión creo que goza de muy buena salud. Nunca como en la actualidad la Institución ha podido llegar a tantas personas enfermas, pobres y necesitadas, llevando adelante el proyecto de hospitalidad evangélica que inició San Juan de Dios, nuestro Fundador. Para ello además de los Hermanos contamos con el apoyo comprometido de muchos Colaboradores, que hacen posible llevar adelante más de 300 Centros y Servicios en 53 países de todos los continentes.
Efectivamente y como sucede a muchas Ordenes y Congregaciones, las vocaciones a la vida religiosa escasean en muchas partes del mundo, especialmente en Europa, lo que nos presenta un desafío en la promoción de nuestra vida consagrada en hospitalidad, que intentamos afrontar con decisión y dedicación, pero al mismo tiempo con esperanza y confianza en el Señor.
¿Uno de los retos de futuro es la bioética?
La bioética es un desafío para nosotros, para la Iglesia y para la sociedad en general no solo del futuro sino del presente. Se trata de una realidad muy dinámica, que cada día nos pone nuevos dilemas y conflictos que hemos de afrontar. Desde hace años la Orden está trabajando en esta materia, de acuerdo a los principios de su identidad, y promueve Comités de Ética a nivel asistencial, de investigación y de gestión.
Además de los temas sobre el principio y el final de la vida, promovemos la formación y la sensibilidad ética del día a día en todas las esferas de la atención y el cuidado de los enfermos, ancianos y personas que atendemos en nuestras Obras, favoreciendo cada vez más una conciencia de respeto y promoción de la vida y de la dignidad de dichas personas.
¿Podemos perder por la crisis el privilegiado sistema sanitario español?
La crisis nos está afectando a todos sin ninguna duda y veremos en los próximos tiempos hasta dónde nos afecta. La conciencia ciudadana valora mucho la sanidad que recibe y seguramente las autoridades harán lo posible para que se siga manteniendo una adecuada asistencia sanitaria. Es probable que algunas cosas, no fundamentales, no se puedan mantener como hasta ahora y será necesaria una racionalización de los recursos que existen.
¿Qué opina de que los emigrantes no sean atendidos en la Seguridad Social?
Es una noticia triste, que por el hecho de ser emigrantes no puedan ser atendidos en la Seguridad Social, sobre todo en un país donde toda la población lo es, y mas si se hace solo por razones económicas y presupuestarias. No creo que eso solucione los problemas del sistema sanitario, y además cuando un país no es sensible a la atención y cuidado de las personas vulnerables, da muestras de ser un país que va perdiendo «corazón» y se va deshumanizando.
¿En los hospitales y centros asistenciales de los Hermanos de San Juan de Dios siempre se atenderá al que lo necesite, con cartilla o sin cartilla?
Esa es nuestra intención y nuestra práctica, al menos mientras tenemos los medios para ello. Nuestra Orden promueve la solidaridad en la sociedad y tiene su propia Obra Social, que le posibilita asistir también a aquellas personas que no tienen cartilla o tienen cualquier tipo de dificultad para ser atendida.
¿En estos momentos, la Iglesia española debería incrementar aún más su presencia samaritana y esperanzadora entre los que mayor precio están pagando por la crisis?
La Iglesia, desde su misión samaritana, debe estar siempre con los más necesitados y con los que más sufren. Por tanto y en este tiempo de crisis tan fuerte, donde tantas familias se encuentran sin ninguno de sus miembros que trabaje, donde muchas personas comienzan a tener dificultades para alimentarse adecuadamente etc. La Iglesia no puede cerrar los ojos sino todo lo contrario, debe hacerse presente con ellos y brindarles todo su apoyo, espiritual y en la medida de lo posible material. Constatamos con satisfacción el papel que ha asumido Cáritas desde su respuesta a muchos ciudadanos que están necesitando hasta lo más esencial. En este sentido la Orden de San Juan de Dios es muy sensible a esta situación y promueve, en la medida de sus posibilidades, recursos para atenderles adecuadamente, como lo hacía nuestro Fundador en Granada hace casi quinientos años. De hecho nuestro Capítulo General que estamos celebrando no ha querido pasar por alto esta realidad y pedirá a toda la Orden una mayor atención y dedicación a estas personas, cada vez en mayor dificultad.