Los abuelos, que son los más frágiles y los más inocentes, se encuentran con el riesgo de quedarse en la calle
(Martín Gelabert).- Hay gente desesperada. Los extremos a los que estamos llegando denotan lo podrida que está la situación socio-económica que padecemos. Aunque, desgraciadamente, sospecho que mientras no vemos las «orejas del lobo», o no nos enterarnos o miramos hacia otro lado. Las desgracias ajenas nos pillan un poco lejos. Estamos más preocupados por nuestros pequeños problemas. No nos damos cuenta de que lo que está sucediendo con los otros podría sucedernos a nosotros en el momento menos pensado.
Para leer el artículo pinche aquí