La utopía, a fin de cuentas, no es sino la convicción de que un mundo distinto y mejor es posible. Y es necesario
(José María Castillo).- El profesor Juan José Tamayo, de la Universidad Carlos III de Madrid, acaba de publicar un libro estimulante y motivador: «Invitación a la utopía«. El pensamiento integrista y conservador se ha encargado, desde hace más de un siglo, de desprestigiar todo cuanto suene a «utópico», haciéndolo sinónimo de «irreal», «idealista» y «soñador».
Así, para muchas personas, hablar de gente utópica es tanto como hablar de gente que no tiene los pies en la tierra. Más aún, para quienes van por la vida escorados a la derecha, el pensamiento utópico, no sólo es irreal y estéril, sino sobre todo es un pensamiento peligroso, estrechamente vinculado a la violencia. Y sin embargo, precisamente en tiempos de crisis, si alguna fuerza interior puede motivarnos a todos para salir del extravío en que vivimos, es el pensamiento utópico. La utopía, a fin de cuentas, no es sino la convicción de que un mundo distinto y mejor es posible. Y es necesario. Esto es lo que me ha sugerido es excelente estudio de Tamayo.
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