"Cuando se quiere a la Iglesia se la sirve con todas las consecuencias, sin reservarse nada para uno mismo"
(AVAN).- El arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, ha consagrado hoy como diáconos permanentes a seis seglares valencianos a los que ha pedido «amor entrañable e inquebrantable a la Iglesia», así como «sencillez y humildad» para poder desarrollar su nuevo ministerio, «que constituye una gracia inmensa que da Dios a nuestra archidiócesis».
Los seis laicos que han recibido hoy la ordenación como diáconos permanentes son José Enrique Ten Gimeno, profesor en el colegio de los Escolapios en Valencia, de 62 años, casado y padre de siete hijos; Santiago Julián Frontera, administrativo en la Universidad Católica de Valencia «San Vicente Mártir», de 39 años, casado y padre de tres hijas; Federico Bultó Bultó, graduado social y asesor laboral de 62 años, casado y padre de un hijo; Juan Antonio Natividad Fenollosa, celador en la consellería de Sanidad, de 64 años, casado y padre de dos hijos,; Jesús Miguel González Prieto, arquitecto de 41 años, casado y padre de 4 hijos, y José Segura García, auxiliar administrativo de la Generalitat, de 49 años, viudo y con un hijo.
En la misa de ordenación, ante más de mil personas que llenaban la Catedral, y en la que han concelebrado un centenar de sacerdotes, monseñor Osoro les ha recordado que «sois consagrados al servicio de la Iglesia» y por ello, les ha expresado que «cuando se quiere a la Iglesia se la sirve con todas las consecuencias, sin reservarse nada para uno mismo, porque se ve su grandeza en cómo injerta a los hombres en la vida del Señor».
El prelado ha reconocido que «es verdad que a la Iglesia los hombres le entregamos a veces nuestras deficiencias, pecados y desesperanzas, pero el Señor pone en ella la santidad, la gracia, la entrega, la vida, su palabra».
Además, el Arzobispo ha alentado a los nuevos diáconos permanentes a que ejerzan su ministerio con «humildad y amor» y les ha pedido que «no os creáis más que los demás», sino que sirvan a la Iglesia como «colaboradores del orden sacerdotal en bien del pueblo cristiano».
Finalmente, monseñor Osoro ha invitado a los nuevos diáconos permanentes a que vivan su magisterio «con una fe plena, con vuestra palabra pero, sobe todo, con vuestras obras, firmes en el espíritu y fieles en la celebración de la eucaristía diaria, que es lo que hace nacer la caridad en el seno de la Iglesia, porque fuera de la eucaristía no haremos otra cosa que una ong». Por ello, el servicio de los diáconos permanentes debe estar orientado, principalmente hacia «la caridad, que se puede ejercer de muchas maneras, pero de forma especial en entregar el amor de Jesucristo»
Con esta ordenación, los nuevos diáconos permanentes reciben el encargo, además, de distribuir la comunión como ministro ordinario, de presidir celebraciones exequiales, y administrar los sacramentos del matrimonio y bautismo.
Durante el rito de la ordenación, al término de la homilía, los seis diáconos permanentes se han postrado mientras se proclamaban las letanías de los santos y, a continuación, ha tenido lugar la imposición de manos por el Arzobispo sobre cada uno de ellos para consagrarlos.
Al término de la eucaristía, en la que ha intervenido el coro de los seminaristas mayores y menores, todos los participantes han entonado el himno a la Virgen de los Desamparados, que ha concluido con una ovación de los fieles.
Los diáconos permanentes realizarán, desde el instante de su ordenación, diversos servicios a la archidiócesis «como el ministerio de la Liturgia, la Palabra y la caridad en colaboración con los presbíteros, y en la misión que el Arzobispo les encomendará en fechas próximas», según han informado a la agencia AVAN fuentes del Arzobispado.