En estos momentos, el único medio de control del poder episcopal son algunos medios de comunicación libres e independientes, como Religion Digital
(José Manuel Vidal).- Casi al mismo tiempo y, a decir de algunos canónigos, sin respetar los procedimientos, el cardenal de Madrid, Rouco Varela, y el arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, nombraron a los deanes de sus respectivos cabildos. En Madrid, el designado fue el «eterno» obispo auxiliar, César Franco, mientras en Toledo era confirmado Juan Sánchez. «Saltándose los estatutos y los reglamentos, que establecen que hay que convocar elecciones», explican los canónigos descontentos.
Varios canónigos de Madrid y Toledo se pusieron en contacto con Religion Digital, para denunciar los hechos y explicar los fallos del procedimiento. Sólo piden una cosa: anonimato. Tienen miedo a eventuales represalias de sus arzobispos.
Con fecha 13 de noviembre y en un gesto sin precedentes en el pasado inmediato, el cardenal Rouco nombraba a su obispo auxiliar, César Franco, como deán del cabildo de la catedral de La Almudena. Es decir, como «jefe» de os canónigos o, mejor dicho , como el «primus inter pares». Porque todos los canónigos tienen los mismos derechos y obligaciones y el cabildo no cuenta con una directiva, sino que se gobierna mediante una corporación, que toma sus decisiones por mayoría de votos.
En efecto, el deán es el canónigo que preside el cabildo catedralicio, el órgano que administra la catedral. Su principal responsabilidad es celebrar las funciones litúrgicas más solemnes en el templo catedralicio, cuando el obispo está ausente. Su elección se realiza por voto secreto en la que participan los sacerdotes que integran este órgano colegiado. Después la refrenda el obispo. El canon 509,1 establece que «también compete al obispo confirmar a quien haya sido elegido por el cabildo para presidirlo».
Pero, en el caso de Madrid, monseñor Franco accede al puesto de deán sin elecciones. Lo único que hizo el cardenal Rouco Varela fue enviar a la sesión anterior del cabildo a otro obispo auxiliar para preguntar a los canónigos «si alguien se oponía al nombramiento». Como argumentan los descontentos, «lo correcto habría sido que, oído el cabildo, la elección de deán se realizase por votación secreta, como estipula el canon 509,1».
Algo similar pasó en Toledo. Los estatutos del cabildo de la catedral primada estipulan que, cumplidos los 5 años, el deán tiene que entregar su cargo al más antiguo de los canónigos, para que convoque al cabildo, que procederá a la elección de tres candidatos de entre los cuales el obispo nombrará al deán.
Pero tampoco aquí se cumplió el reglamento canónico. Y es que el arzobispo, Braulio Rodríguez, envió por propia iniciativa un decreto al cabildo, prorrogando «donec alliter provideatur» (hasta que provea de otro modo) en el cargo de deán a Juan Sánchez. «¿Cómo puede el arzobispo prorrogar el voto del cabildo, si éste fue dado por cinco años?», se preguntan los canónigos toledanos denunciantes. Y aclaran: «Es como si su Majestad el Rey prorrogara al presidente del Gobierno sin que pasase por las urnas».
Para los canónigos madrileños y toledanos descontentos, «estos procedimientos, que se vienen dando también en otras diócesis españolas, demuestran que, a veces, la ley sobra en la Iglesia. Y ya se sabe que la gracia perfecciona a la justicia, pero no la reemplaza y que sin ley no hay gobierno».
Cuando se les pregunta a los canónigos denunciantes por qué no impugnaron sendas decisiones de los titulares de Madrid y Toledo, responden que «podrían ser impugnables», pero no lo hicieron, porque «la mayoría de los canónigos le debe favores al obispo o los espera y, como dice el refrán budista, el que espera algo de alguien no tiene voluntad, está dominado y sometido».
¿Y por qué no impugnaron los descontentos? «Por miedo, dada la precariedad y la falta de ley o la voluntad de cumplirla. Una decisión así puede conllevar la marginación total por parte del obispo. Lo único que podemos hacer, para que se respete la ley, es denunciarlo públicamente. En estos momentos, el único medio de control del poder episcopal son algunos medios de comunicación libres e independientes, como Religion Digital, al que agradecemos se haga eco de nuestro malestar».