Gabino Uribarri: "El derecho canónico es una realidad dinámica y viva"
(José Manuel Vidal).- «El Congreso ha sido un auténtico éxito». Palabra de cardenal. Así clausuraba hoy Francesco Coccopalmerio, presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, el congreso internacional «El Código de 1983: balance, perspectivas, a los 30 años de su promulgación», organizado por la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad Pontificia Comillas.
Un éxito de asistencia y de participación. Con unas 150 personas presentes, entre ellas bastantes mujeres. Y con un excelente panel de conferenciantes. Desde el propio cardenal Coccopalmerio hasta Gianfranco Ghirlanda, catedrático de la Gregoriana, pasando, entre otros, por el maestro de canonistas, José María Díaz Moreno, o los profesores José Luis Sánchez-Girón, vicedecano de Canónico de Comillas, y Damián Astiegueta, de la Gregoriana.
La sesión de clausura la presidieron el purpurado curial y el decano de la Facultad de Teología de la Pontificia Comillas, Gabino Uribarri. Al presentar al purpurado italiano, el teólogo español recordó que fue ordenado sacerdote por Montini, entonces arzobispo de Milán, y obispo por uno de sus sucesores en la sede de San Carlos Borromeo, el cardenal Carlo Maria Martini. Lo cual, sin duda, marca a un persona para siempre.
Uribarri definió al cardenal como «un hombre de entrega y de trabajo» que, a su juicio, reúne dos características especiales. La primera, «el ser una persona intelectualmente inquieta». Y la segunda, «su profundo deseo, hecho realidad, de estar en contacto con los canonistas de todo el mundo».
Por su parte, el cardenal Coccopalmerio, tras agradecer la realización del Congreso especialmente al profesor José Luis Sánchez-Girón, explicó los 4 ámbitos del Pontificio Consejo que preside. El primero, la legislación. En este ámbito y «dado que el único legislador es el Papa, nuestra tarea es conocer la legislación y descubrir las lagunas de la ley o las leyes que se quedan obsoletas, para que el legislador haga una nueva norma o una norma nueva». En esta «difícil tarea», el purpurado pidió la ayuda de todos los canonistas, aunque no sean consultores específicos.
El según ámbito del Pontificio Consejo para los Textos legislativos es «el del control y vigilancia en la aplicación del derecho vigente«. El tercero, «la interpretación de la ley» y el cuarto, «promover el conocimiento y la praxis del Derecho Canónico».
En cuanto a cuestiones concretas, el cardenal se refirió a un tema matrimonial, a otro de legislación intraeclesial y otro penal. En cuanto al primero, aseguró que «el Papa quiere que la resolución de las causas de nulidad sea más rápida e igual de seria y segura».
Siguiendo la idea lanzada en el Congreso por el padre Díaz Moreno, el cardenal aseguró que «las universidades católicas que tengan la carrera de derecho civil tendrían que tener una asignatura de derecho canónico«. Porque «lo contrario no tiene sentido».
En cuanto a lo penal, Coccopalmerio se extendió en la distinción de penas medicinales y expiatorias, señalando algunos de los problemas que estas penas presentan en la actualidad.
Cerró el Congreso, el profesor Uribarri, asegurando que «el derecho canónico es una realidad dinámica y viva». La satisfacción por el Congreso era evidente entre los presentes. «Ha sido un Congreso interesante y que ha abierto perspectivas», decía el vicario judicial de Ávila, Fernando Gutiérrez, quien destacaba especialmente la clarificación del derecho penal en lo referente a los casos de pederastia.
Antes de la sesión de clausura, Encarnación González, directora de la oficina para la Causa de los Santos de la CEE, intervino en una mesa redonda, junto a Roberto Serres y Carlos Morán. En ella, la teresiana aseguró, entre otras cosas, que, en la normativa actual «queda muy debilitada la figura del promotor de la fe».
A su juicio, «el gran reto de la Causa de los santos es articular la multidisciplinariedad». De ahí que «sea ineludible revisar la normativa vigente para las cusas de los santos, asi como el íter que siguen en la congregación».