Una familia que no posibilite (y en algún sentido no promueva) la independencia creadora de sus hijos (como la de Jesús en Jerusalén) no responde al evangelio
(Xabier Pikaza).- Para cumplir su tarea, al servicio de la nueva familia de Dios, a la edad de doce años, Jesús abandonó a sus padres, quedándose en el templo. No se «perdió», como piadosamente dice el 5º misterio del Rosario, sino que inició un camino distinto de familia, rompiendo con la antigua.
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