¿Por qué entonces tenemos que seguir orando, si no podemos hacer cambiar a Dios ni incrementar su amor hacia nosotros?
(Martin Gelabert).- Cuando pedimos a Dios que suceda alguna cosa, ¿qué podemos esperar? ¿Será la oración el equivalente a la varita mágica de los cuentos de hadas, que consigue lo que toca a gusto del peticionario?
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