Se intenta que la vida sexual se integre de una manera libre y responsable, que se pueda disfrutar sabiendo de todos los riesgos
(Jesús Bastante).- «La Infancia Misionera no es una obra de caridad. Son niños que ayudan a otros niños«. La secretaria genera de la infancia Misionera, doña Bathistine, acompañó este mediodía a varios misioneros en la presentación de esta jornada, que se celebra el próximo 27 de enero bajo el lema «Con los niños de Europa… acogemos a todos como Jesús«.
Una jornada que cumple sus 170 años de existencia, y para la que los niños de España colaboraron el pasado año con 2,3 millones de euros, según resaltó el director nacional de OMP, Anastasio Gil.
Varios misioneros contaron sus experiencias por el mundo. La primera fue Paquita, comboniana que ha trabajado en Perú y Colombia. «Hablamos de niños desplazados por el conflicto, que sufren con sus padres las consecuencias del desarraigo de su propio pueblo». El narcotráfico, la pobreza y la «malnutrición congénita» son una constante en Colombia. Pese a todo, los niños «tienen muchas ganas de vivir y mucha alegría. Se agarran a la vida de cualquier manera. Saben que en Colombia el mayor problema es el narcotráfico y la lucha armada. De ahí vienen otras muchas cosas».
Por su parte, Antonio López, misionero en Oceanía (República de Banuatu), apuntó la dificultad de la evangelización en zonas fuertemente marcadas por la tradición y donde el catolicismo aún es residual. El trabajo, esencialmente, se reduce a la educación. «La evangelización en las islas consiste en que allá donde se abre una misión católica, siempre hay una escuela«.
«El Evangelio llegó a Oceanía a finales del siglo XIX. Nuestra labor de evangelización es muy superficial, tiene que hacer su proceso. Saber conjugar la sociedad tradicional con la sociedad moderna es muy difícil para ellos», añadió.
Marta Barral, laica de Madrid que estuvo tres años en Timor Oriental, después en Burundi y ahora en Chad, habló de la realidad de los niños-adultos afectados por el sida. «En el centro de SIDA intentamos atender a todas las personas infectadas y afectadas por el VIH. El proyecto de huérfanos (más de 1.3000, sólo podemos atender a 551, el 40%). En África la familia extensa hace que estén acogidos por familias. La necesidad hace que sean considerados los últimos y los que tienen que trabajar. Los niños, en las sociedades de subsistencia, son considerados manos de obra. Y estos aún más, porque tienen que ganarse su puesto en esas familias».
La tarea de prevención es integral: «Son jóvenes-adultos que hay que tratar y acoger en su proceso. Hay un programa: educación a la vida y al amor (programa EVA). Un programa integral: cómo entender la pubertad y el paso de la infancia a la vida adulta, valores sociales, psicológicos y despertar a la sexualidad». En su trabajo, «se intenta que la vida sexual se integre de una manera libre y responsable, que se pueda disfrutar sabiendo de todos los riesgos. Se incluye la información sobre el sida y sobre la prevención y medios de transmisión. Se invita a conocer la serología para actuar en consecuencia».
Comentar desde Facebook