Puede ocurrir, suele ocurrir y, casi me atrevo a decir, debe ocurrir, que una explicación teológica no repita lo que dice el Catecismo
(Martín Gelabert, op).- Hay personas que me han dicho: «no estoy de acuerdo con lo que usted afirma sobre tal tema». Estar en desacuerdo en temas teológicos es legítimo y enriquecedor.
Ahora bien, para estar en desacuerdo hay que comprender lo que dice un autor y ofrecer razones del desacuerdo. Esto último no resulta tan sencillo como manifestar el desacuerdo.
Para apoyar su desacuerdo hay personas que apelan a «lo que dice el Magisterio», y en ocasiones, lo que dice el Magisterio se reduce a lo que dice el Catecismo. No entro ahora en los distintos grados de Magisterio, pero sí digo que, aunque la teología tiene una referencia ineludible al Magisterio, su misión no es repetir al Magisterio. Las explicaciones teológicas buscan hacer más comprensible la fe en función de determinadas situaciones culturales, vitales e históricas.
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