Magnífica, por otro lado, la respuesta de las Escuelas Católicas. Defendiendo la vitalidad de sus Jornadas, el prestigio de los ponentes -Denis Rafter, Sor Lucía Caram, Juan Rubio, Serafín Béjar, Carmen Barba...- y de los organizadores
(Jesús Bastante).- Dice un amigo que «cuando un pastor que tiene miedo, es encerrar a sus ovejas en el corral y darles allí la comida que él cree que es la mejor«. Algo así ha debido pensar el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, a la hora de vetar las Jornadas de Pastoral de Escuelas Católicas en la sede del principado. El problema es que las ovejas no pueden vivir encerradas, sin respirar el aire puro, la hierba fresca… y al final acaban encontrándose sin pastor. O huyendo hacia otros pastos. Como, lamentablemente, sucede en muchos casos en nuestra Iglesia.
Digo que Jesús Sanz debería rectificar, sabiendo de antemano que no lo hará. Porque a fin de cuentas, se trata de una cuestión de autoridad. Y el obispo tiene el báculo en la mano y, una vez metida la pata, se hace difícil enmendarla. Porque hay que decirlo, don Jesús: ha metido la pata, y ha puesto en un brete tanto a los educadores como al resto de obispos que no vetarán las Jornadas en sus diócesis. Y es que ciertas decisiones deberían ser mucho más meditadas, compartidas y debatidas. Y me consta que Sanz, buen franciscano y buena persona, sabe y puede hacerlo. Con la humildad del santo de Asís, claro está. Y no bajo el ordeno y mando disfrazado de falsa autoridad que tan mal se ejerce desde algunos ámbitos eclesiásticos.
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