La ventaja del catolicismo-romano es su unidad orgánica y la asunción de cierta religiosidad popular de raíz pagana tal y como se muestra en su santoral y folklore
(Javier Otaola).- La concepción protestante de la Iglesia se enfoca en el sentido etimológico del termino equivalente a Asamblea o Pueblo de Dios, y no tanto a Corporación o estructura administrativa que no sería sino un instrumento de aquella: la Iglesia es en última instancia la Comunidad de los Creyentes, el conjunto de los que confiesan a Cristo como salvador más allá de las cuestiones denominacionales.
Esa unidad es más semejante a lo que el catolicismo-romano denomina el Cuerpo Místico de Cristo y es una realidad invisible aunque se puede visibilizar simbólicamente. Su unidad, en cuanto unidad en espíritu y verdad, ya existe aunque se puede ampliar, reforzar y simbolizar de una manera cada vez más efectiva. Su unidad es fácilmente reconocible precisamente desde fuera, como decía C.S. Lewis: Simplemente Cristianismo.
La mayor parte de las Iglesias protestantes a pesar de sus diferencias denominacionales manifiestan esa unidad compartiendo el Sacramento de la Eucaristía. Esa comunión compartida es en definitiva la común unión de los cristianos en la fe de Cristo. Lo demás son detalles.
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