Decía Don Manuel Domingo y Sol que el fomento de las Vocaciones Sacerdotales era y sería su gozo y su corona
(Jorge Sans Vila).- El Beato Manuel Domingo y Sol nació en Tortosa (Tarragona), el día 1 de abril de 1836. Fue el penúltimo de los 12 hijos que tuvo el matrimonio formado por D. Francisco Domingo y Dña. Josefa Sol. Recibió el Bautismo, al día siguiente de nacer, 2 de abril de 1836, que era Sábado Santo
Después de realizar sus primeros estudios, ingresó en el Seminario de Tortosa el año 1851, donde cursó tres años de Filosofía, siete años de Teología y uno de Derecho.
Siendo ya sacerdote, fue enviado por su Obispo a Valencia donde consiguió los grados de Licenciado y Doctor en Teología
Recibió la Ordenación Sacerdotal en Tortosa el día 2 de junio de 1860. Ejerció el ministerio sacerdotal como párroco en el poblado de La Aldea y en la parroquia de Santiago de la ciudad de Tortosa.
Fue Misionero Diocesano, dando Misiones y Ejercicios Espirituales por muchas parroquias de la diócesis. El año 1864 fue nombrado Profesor de Religión y Moral en el Instituto de Tortosa, y esto le facilitó mucho sus ingentes trabajos apostólicos con la juventud. Estableció la «Juventud Católica» en Tortosa, estuvo al frente de la Congregación de San Luis.
Fundó la revista «El Congregante», que fue la primera revista juvenil católica en España, para alentar a los jóvenes en el apostolado. Levantó un Gimnasio para los jóvenes, con Capilla, Biblioteca, teatro, salas de juego y amplios espacios de recreo.
Fue muy intenso su trabajo con las Religiosas. Fundó tres Conventos de Clausura en Vinaroz, Vall de Uxó y Benicarló. Ayudó lo indecible a mu chas Congregaciones Religiosas y suscitó numerosas vocaciones para la vida consagrada.
Pero su celo sacerdotal no estaba satisfecho. Quería abarcar todos los campos de una vez.
Y providencialmente Dios le señaló el medio eficaz para ello, haciéndole ver que el fomento de las vocaciones sacerdotales y la formación de los futuros sacerdotes era la clave para llegar a todos los campos de la gloria de Dios.
Comenzó su primer Colegio de Vocaciones en una pequeña casa alquilada. Al aumentar tanto el número de sus alumnos se decidió a edificar un Colegio nuevo de San José para Vocaciones Sacerdotales con capacidad para 300 alumnos en la ciudad de Tortosa. Para consolidar esta Obra de las Vocaciones y -para ampliar su radio de acción apostólica, fundó la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos con el objeto principal de consagrarse al fomento, sostenimiento y formación de las Vocaciones.
Una vez aprobada la Hermandad, fundó Colegios de San José para Vocaciones Sacerdotales en Valencia, Murcia, Orihuela, Plasencia, Almería, Lisboa, Burgos, Toledo. Y culminó estas realizaciones con la fundación del Pontificio Colegio Español de San José en Roma, el día 1 de abril de 1892, obra que ha contribuido poderosamente a la renovación espiritual y científica del Clero español.
En sus Colegios de Vocaciones implantó un sistema de formación, que contrastaba enormemente con los Seminarios de aquella época en España, que estaban muy descuidados. Su estilo era: selección esmerada de los aspirantes al sacerdocio, sólida piedad, seriedad en el estudio, vida familiar, amor intenso a la Santísima Eucaristía y a la Iglesia. El resultado fue francamente asombroso.
Los Obispos españoles y de muchas naciones latinoamericanas apremiaron mucho a D. Manuel Domingo y Sol para que se hiciera cargo de la dirección de sus Seminarios Diocesanos y, aunque mucho le costó dar este paso, venció su amor a la Iglesia y al Sacerdocio, aceptando la dirección de muchos Seminarios en España y México. Muchos más fueron los que no pudo atender porque carecía de personal.
El espíritu del Venerable Manuel Domingo y Sol es acendradamente eucarístico y reparador. Para exteriorizar este espíritu quería levantar Templos de Reparación en todas partes. Sus muchas actividades sólo le permitieron edificar el Templo de Reparación de Tortosa, donde descansan sus restos mortales. Pero ciertamente estableció en muchísimas parroquias de su diócesis la Adoración al Santísimo Sacramento.
Decía Don Manuel Domingo y Sol que el fomento de las Vocaciones Sacerdotales era y sería su gozo y su corona. La Iglesia lo reconoció oficial y solemnemente en el Decreto de la declaración de sus virtudes heroicas, el día 4 de mayo de 1970, donde recoge esta faceta: «Puesto que en el fomento de las vocaciones sacerdotales, incluso en las circunstancias dificilísimas de su tiempo, no dejó nada por intentar, puede ser llamado con toda razón EL SANTO APÓSTOL DE LAS VOCACIONES SACERDOTALES».
Lleno de tantas obras buenas e ideando siempre más y más proyectos para la gloria de Dios, pasó de este mundo al Padre el día 25 de enero de 1909.
Beatificado por Juan Pablo II el 29 de marzo de 1987.