Castilla-La Mancha es un región con unos espacios únicos que hacen que quienes la visiten se enamoren, por la imagen imborrable o por el calor y amabilidad de sus gentes. Probablemente represente en todo su extensión lo que significa el turismo de interior.
La comunidad cuenta con una extraordinaria riqueza histórica, patrimonial, cultural, natural y gastronómica que busca todo turista que quiere una alternativa al sol y playa.
Albacete, Cuidad Real, Cuenca, Guadalajara y Toledo. Cinco provincias, cinco capitales –dos de las cuales están declaradas Ciudades Patrimonio de la Humanidad–, cinco estilos y un sinfín de remotos pueblos de pintoresca belleza rural con sus particularidades, todos ellos de gran interés.
Pero a Castilla-La Mancha hay que verla como un único destino, como un conjunto de opciones de postales, de propuestas… Castilla-La Mancha ya ha dejado de ser cinco provincias para ser un único destino. Esta región ha dado pasos de gigante en cuanto a modernización y cambios de estilos turísticos. Y todo ello bajo un denominador común, la calidad.
Por ello, Castilla-La Mancha es el tercer destino español de turismo interior. Recibe el 8% de los viajes que los españoles realizamos dentro del país. Casi dos millones de turistas españoles hicieron, al menos, una noche en alguno de los establecimientos reglados de Castilla-La Mancha.
En cuanto a los turistas extranjeros, esta comunidad autónoma recibió 348.102 viajeros foráneos.
Legado histórico
Castilla-La Mancha tiene a sus espaldas una larga y rica historia que se refleja en sus innumerables y excepcionales muestras de patrimonio artístico y cultural. Esta región es un auténtico cruce de culturas y civilizaciones, a lo que se suma la herencia de sus artistas, como El Greco, Quevedo, Garcilaso de la Vega, Cervantes…
Entre sus bienes culturales se encuentran Toledo y Cuenca, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco; un total de 778 Bienes de Interés Cultural y 5.530 bienes muebles; más de 180 museos; unas 70 fiestas de Interés turístico Regional, Nacional e Internacional, además del complejo Minero de Almadén y el Arte Rupestre del Arco del Mediterráneo, declarados como Patrimonio de la Humanidad.
Región natural
Además de su patrimonio monumental y artístico, Castilla- La Mancha goza de un impresionante patrimonio paisajístico. Es una región con unos espacios únicos que hacen que quienes la visitan se enamoran.
Posee 320.000 hectáreas de espacios naturales, que hacen de ella uno de los territorios de Europa con mayor número de Parques Naturales, Parques Nacionales y Reservas Naturales, y un destino único para el turismo de naturaleza.
Su amplísima variedad de flora, fauna y paisajes, las enormes áreas de bosques y sus amplias zonas de humedales hacen de Castilla-La Mancha un destino privilegiado para los observadores de la naturaleza y para la práctica del turismo activo.
Forman parte del turismo de naturaleza el ecoturismo, el turismo activo y el turismo de esparcimiento en la naturaleza.
Turismo activo
Una amplia agenda cultural y de ocio hacen de Castilla-La Mancha una región en la que no sólo el patrimonio monumental y paisajístico constituyen su principal atractivo, sino que este se haya complementado por interesantes y atractivas propuestas lúdicas, como la realización de actividades de turismo activo, visitas a sus espléndidos parques, circuitos de turismo de salud en sus modernos balnearios y spa, verdaderos espacios de sensaciones, y diferentes propuestas de turismo enológico.
Para este turismo, la región cuenta con más de 1.000 alojamientos rurales. Las señaladas ventas descritas en El Quijote son hoy modernos hoteles, magníficos paradores y apartamentos turísticos con todo tipo de comodidades. A esto se suma la excelente red de balnearios con la que dedicarse al turismo de salud.
Castilla-La Mancha ofrece gran cantidad de lugares de alta calidad para dedicarse a uno mismo y disfrutar del reposo y la tranquilidad que ofrecen estos establecimientos. Balnearios de aguas medicinales, spas y centros de talasoterapia y una gran variedad de lugares dedicados a la salud y el reposo que las condiciones naturales castellanomanchegas hacen especialmente propicios para el bienestar.
Tradiciones y fiestas
Los elementos primigenios siguen vivos en Castilla-La Mancha. La materia prima no ha sido borrada por la cultura ni la tradición ha sido sustituida por la vanguardia, sino que conviven en una simbiosis única.
El damasquinado toledano, la alfarería y la cerámica de Talavera de la Reina, la espadería de acero toledano, la cuchillería de Albacete… todos son bellos ejemplos del buen hacer de los artesanos.
Además, las fiestas y celebraciones forman una parte fundamental de las tradiciones culturales de Castilla-La Mancha.
Muchas de ellas son en esencia religiosas, otras encuentran sus raíces en las remotas tradiciones paganas de los primeros pueblos íberos. La Semana Santa de Cuenca, el Corpus Christi de Toledo, la Feria de Albacete o la Tamborada de Hellín son citas imprescindibles en el calendario de la región.