El compromiso cristiano de aliviar, suprimir el sufrimiento humano y reducir las fronteras de la pobreza se plasma com un elemento fundador, imprescindible y configurador del nuevo paradigma eclesial
(Nicolás Castellanos, en «Resistencia, profecía y utopía en la Iglesia hoy» -RD/Herder).- El compromiso cristiano de aliviar, suprimir el sufrimiento humano y reducir las fronteras de la pobreza se plasma com un elemento fundador, imprescindible y configurador del nuevo paradigma eclesial. Esto no es negociable, pues se trata de un principio sustancial que hay que tener en cuenta.
«Estar al lado del pobre luchando contra la pobreza, autoexcluirse del sistema para situarse al lado de los que son marginados por el mismo, es el lugar social, desde el que se inicia cualquier teología».
El sucesor de Pedro, Benedicto XVI, abrió un nuevo camino y ofreció un dato clarificador, en Aparecida, cuando afirmó que los pobres son un lugar teológico.
Desde entonces la teología tiene ahí una fuente de inspiración y una motivación para reflexionar y conferir sobre Dios, a partir de la realidad de los empobrecidos.
Bajo esta pespectiva de itinerario y novedad se mueve la teología de la liberación. Y así lo entiende la teología incluyente.