El amor -«caritas»- es una fuerza extraordinaria, que mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y de la paz
El Padre Ángel, presidente y fundador de la ONG Mensajeros de la Paz, ha expresado su sorpresa por la decisión del Papa al que visitó recientemente en el Vaticano. El sacerdote considera que la renuncia de Benedicto XVI es «un gesto de valentía y de saber estar y saber no estar cuando a uno le faltan las fuerzas».
De cara a la elección del futuro Pontífice, el Padre Ángel no ha ocultado su preferencia por el cardenal Rodríguez Madariaga, aunque ha reconocido «que la Iglesia tiene una estructura que es posiblemente la mejor de todos los gobiernos» para afrontar con garantías la sucesión.
Por su parte, y ante la noticia de la renuncia a su ministerio como Obispo de Roma hecha pública ayer por el Papa Benedicto XVI, Cáritas Española expresa su profundo agradecimiento al Santo Padre por estos casi ocho años de fructífero Pontificado en el que ha situado la caridad como uno de los ejes de su magisterio.
Si ya en la primera de sus encíclicas, Deus caritas est, Benedicto XVI señala con claridad meridiana el amor de Dios como el corazón mismo de la fe cristiana y la opción fundamental de la vida del cristiano, en su tercera encíclica, Caritas in veritate, va más allá al exclamar que «el amor -«caritas»- es una fuerza extraordinaria, que mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y de la paz».
Esa misma enseñanza, que no ha dejado de expresarse en los distintos espacios donde el Papa ha propuesto su rico magisterio, se ha manifestado de manera específica, en lo que supone para la identidad de la acción de Cáritas, tanto en sus sucesivos Mensajes para la Cuaresma como en los encuentros anuales con los miembros del Pontificio Consejo «Cor Unum», del que forma parte el presidente de Cáritas Española, Rafael del Río Sendino.
La Confederación Cáritas en España, al tiempo que comparte el sentimiento de orfandad por esta decisión manifestado por el cardenal Antonio María Rouco Varela, presidente de la Conferencia Episcopal, acoge también «con reverencia filial» la voluntad del Santo Padre y expresa su confianza plena en la fuerza del Espíritu para que bendiga al futuro Papa y a toda la Iglesia.
El luminoso camino mostrado por Benedicto XVI acerca del ejercicio de la diakonía de la caridad será siempre fuente de inspiración para Cáritas en el desafío que nos lanza la opción preferencial y evangélica por los pobres, una misión especialmente urgente en esta encrucijada de la historia.
Por su parte, Manos Unidas ha emitido el siguiente comunicado:
Hoy es un día de sorpresa y revuelo para los católicos del mundo. Hoy es el día en el que el Papa Benedicto XVI ha anunciado que renuncia a su pontificado porque, por su avanzada edad, le faltan las fuerza para ejercer adecuadamente su ministerio. En Manos Unidas hemos recibido la noticia con tristeza; no nos esperábamos una decisión así, que recibimos desde el más profundo respeto.
Manos Unidas agradece a Benedicto XVI su apoyo a los más desfavorecidos y sus constantes alusiones a la Caridad en sus mensajes. Ejemplo de ello son sus Encíclicas «Deus Caritas Est» y «Caritas in Veritate» y el que, probablemente, sea el último mensaje que dedique a los católicos: el de la próxima Cuaresma.
El magisterio de Benedicto XVI ha impulsado en el trabajo que Manos Unidas ha mantenido desde sus orígenes; un trabajo que ha de estar basado en la caridad, entendida ésta como una acción de amor al prójimo y sustentada en nuestra fe.
Hace casi ocho años, el 19 de abril de 2005 Joseph Ratzinger se dirigió por primera vez al mundo, recién elegido Papa, con estas palabras: «Queridos hermanos y hermanas, después del gran Papa Juan Pablo II, los señores cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador de la viña del Señor. Me consuela que el Señor sepa trabajar con instrumentos insuficientes y me entrego a vuestras oraciones. En la alegría del Señor y con su ayuda permanente, trabajaremos y con María, su madre, que está de nuestra parte.»
Hoy es a María, en quien tantas y tantas veces se ha apoyado Benedicto XVI, a quien pedimos que cuide de una Iglesia, que se ha quedado un poco huérfana.
En la primavera de 2005 saludamos al nuevo Papa con emoción: hoy nos despedimos de él con tristeza y mucho agradecimiento.