Sin duda, la ventana más vitoreada, aplaudida y coreada del mundo
(José Manuel Vidal).- «No abandono la Iglesia… subo al monte a rezar». Con estas palabras, el domingo, pasadas las 12 de la mañana, Benedicto XVI, tras rezar el ángelus, se despedía de la multitud congregada en la plaza de San Pedro. Y dejaba la ventana vacía. Ya no volverá a asomarse a ella. La ventana del Papa permanecerá cerrada hasta que vuelva a abrirla su sucesor.
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