Dice que los cristianos no están "huérfanos", al actuar el Espíritu Santo
El arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, Francisco Pérez, ha afirmado este domingo que en estos días los fieles de la Iglesia están «un poco apenados» tras la marcha de Benedicto XVI, pero no se sienten «huérfanos» porque «sigue actuando el Espíritu Santo» y tienen «la firme esperanza de que pronto llegará el nuevo obispo de Roma». «Por él rezamos ya», ha añadido.
Francisco Pérez, durante la homilía pronunciada en la misa de la primera Javierada de 2013 en Javier, ha agradecido «lo que ha hecho durante ocho años nuestro querido Benedicto XVI» y ha señalado que «esta Eucaristía tiene un matiz eclesial importante». «En estos días de sede vacante nos sentimos especialmente unidos a todos los fieles de la Iglesia que invocamos al Espíritu Santo para que nos envíe pronto un sucesor de Pedro según el corazón de Cristo», ha indicado.
En este sentido, el arzobispo ha incidido en que la Iglesia vive «momentos importantes», por lo que ha llamado a los congregados este domingo en torno al Castillo de Javier a «rezar por la Iglesia, por el nuevo Sumo Pontífice».
Francisco Pérez ha tenido palabras para los niños, los jóvenes, los peregrinos, los enfermos, y las familias, a las que ha llamado a «defender la vida». «Así lo pedimos también a todas las instituciones, porque quien defiende la vida defiende a Dios».
«AMBIENTE CRISPADO»
Por otra parte, el arzobispo de Pamplona ha manifestado que «hoy vivimos en un ambiente enormemente crispado». En concreto, ha indicado que «la crisis que nos atenaza nos está conduciendo a un enfrentamiento mutuo, en el que cada uno señala a su hermano como culpable para encubrir sus propios defectos».
«La violencia es fruto de haber perdido el sentido del padre y esto hoy parece que se ensalza como medio de autojustificación y autorrealización. De ahí que sin la originalidad y mediación del padre, ¿tiene sentido todavía que los hombres se llamen hermanos o que se invoque la fraternidad universal?», se ha preguntado.
El arzobispo ha señalado que «la anulación de la trascendencia del amor, que tiene como fuente a Dios, acarrea la manipulación más profunda de la persona». Por eso, ha reclamado «la defensa del auténtico amor que se hace presente en cada persona, en su dignidad humana y comunitaria».
«En la cuna de Javier nos gustaría alzar la voz para insistir que todos unidos en el amor a Dios, seamos capaces de hacer de nuestra sociedad un escenario más habitable y más fecundo, más humano y más feliz: un hogar de familia donde nadie se sienta rechazado o marginado», ha concluido. (RD/Ep)