Desde 2005 hemos visto cómo ha aumentado el número de españoles de clase media que necesitan nuestros servicios
La solidaridad no ha muerto. El altruismo y la colaboración de la gente, sobre todo por parte de los que menos tienen, ha aumentado desde la llegada de la crisis, según los responsables de algunas ONG.
Entre ellos se encuentran el Padre Ángel, quien desde hace cincuenta años ayuda a los más desfavorecidos; Carlos López Lozano, que distribuye comida y ropa a los necesitados, y Conrado Giménez, que asiste a embarazadas en riesgo de pobreza y exclusión social.
Los tres serán algunos de los ponentes que esta noche asistirán al Club Siglo XXI, dentro del programa de emprendedores solidarios, para participar en una mesa redonda moderada por el periodista Fernando Jáuregui.
«La solidaridad de la gente de a pie ha aumentado, muchos ya saben lo que es pasar hambre, frío y no tener luz en casa. Ahora se entiende mejor el valor que tiene compartir y disminuir el sufrimiento de los que no tienen recursos ni esperanza», ha explicado el sacerdote, fundador de Mensajeros de la Paz.
«Cuando de verdad se cree en la gente y en la solidaridad se puede llegar a mover corazones, bancos y hasta voluntades políticas» siempre teniendo en cuenta, según ha explicado, las nuevas necesidades que aparecen en la sociedad actual.
Mensajeros de la Paz ha decidido adaptarse a las demandas de la gente a la que presta ayuda. «Impartimos cursos de formación a jóvenes, hemos creado un banco solidario donde la gente comparte lo que tiene y vamos a aumentar nuestros comedores sociales infantiles y de familias», ha apuntado.
El banco solidario, bajo el eslogan «pide lo que necesites, deja lo que puedas», actúa como intermediario y crea un punto de encuentro para que la gente «aporte su granito de arena, desde alimentos, una silla de ruedas, muebles o cualquier cosa que puedan dar».
Carlos López, de la Misión Anglicana de Solidaridad, programa social de ayuda a los necesitados, también cree que la solidaridad «siempre ha sido importante» pero que a día de hoy es, si cabe, «aún más fundamental». «Desde 2005 hemos visto cómo ha aumentado el número de españoles de clase media que necesitan nuestros servicios«, ha explicado.
Desde la Misión Anglicana se sigue ofreciendo asistencia legal y actividades con ancianos pero, según ha apuntado López, la otra tarea social que realizan, recogida de ropa y alimentos, «se ha convertido en el programa más fuerte debido al aumento de gente que necesita estos servicios».
También con el propósito de ayudar a los demás, Conrado Giménez, el presidente de la Fundación Madrina, dejó hace trece años su trabajo exitoso en la banca con la vocación de apoyar a las madres sin recursos, en riesgo de exclusión social o que sufren violencia y abusos.
En la Fundación, tal y como ha explicado Giménez, ha aumentado tanto «el número de solicitudes de madres que piden ayuda» como la solidaridad que «gran parte de las veces proviene de los que menos tienen».
El último proyecto que está realizando la Fundación ha sabido adaptarse a problemas que rodean a la sociedad, en este caso, el de inserción laboral, con el propósito de que las madres que acuden a este programa encuentren un trabajo y puedan llevar una vida autónoma con sus hijos.
(RD/Agencias)