Jesucristo sigue invitándonos a levantar los ojos hacia un futuro de esperanza y nos promete su fuerz ay su gracia
El arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, ha hecho un llamamiento a todos los sacerdotes de la archidiócesis de Valencia, a «no ser mensajeros de carencias y peligros», sino de «la esperanza en Cristo» ante una «cultura tremendamente secularizada y que quita espacios a la presencia de Dios».
Durante la solemne misa crismal que ha presidido este miércoles en la Catedral de Valencia y en la que han concelebrado el obispo auxiliar, monseñor Enrique Benavent y centenares de sacerdotes, monseñor Osoro ha insistido en que «el Señor nos pide nuevos modos de pensar, de afrontar los problemas con un diagnóstico certero de los desafíos actuales, nos pide esfuerzo por la unidad y la comunión, trabajar juntos y mostrarlo públicamente«.
Según el prelado, ante la «gran crisis social y económica que aflige a la humanidad, ante el odio y la violencia destructora, ante el egoísmo y la pretensión del hombre de erigirse como dios de sí mismo, lo que nos da ánimos y orienta nuestra actividad en todos los momentos de nuestra vida es la gran esperanza que se funda en las promesas de Dios».
También ha asegurado que los sacerdotes llevan la esperanza en Cristo «cuando os mostráis como sacerdotes en todos los niveles, cuando os hacéis presentes en medio del mundo, identificables y reconocibles por el juicio, las virtudes y e incluso en la forma de vestir desde el corazón de la misión de la Iglesia».
Tras describir a los sacerdotes como los «mensajeros de Cristo que nos dice que el mal nunca tiene la última palabra, que el amor es más fuerte que la muerte, que nuestro presente y nuestro futuro y el de la humanidad, están en manos de Dios», el arzobispo de Valencia ha asegurado a los presbíteros que «lo que más necesita este tiempo es la renovación en los sacerdotes del celo apostólico que nos haga buscar de manera activa a los que viven desorientados, extraviados, confundidos, heridos, débiles».
«Ante la falta de certezas, de valores, de puntos de referencia sólidos, condicionados por la inmadurez personal, por los vacíos familiares, por opciones educativas permisivas y libertarias, por experiencias negativas y a veces traumáticas», monseñor Osoro ha alentado a los sacerdote a mostrar «cómo Jesucristo sigue invitándonos a levantar los ojos hacia un futuro de esperanza y nos promete su fuerza y su gracia«.
En la misa, en la que también han participado religiosos, religiosas, institutos seculares, sociedades de vida apostólica y vírgenes consagradas, el arzobispo ha manifestado que «nunca diremos con suficiente fuerza y hondura que el sacerdocio es esencial para la Iglesia, que los sacerdotes son un don de Dios para la Iglesia» y ha recordado que «no pueden delegar las funciones que le son propias», al tiempo que ha expresado que «hemos sido revestidos de Cristo, para actuar ‘in persona Christi’.
(RD/Ep)