Jesús resucitado nos acompaña para que comprendamos la Escritura y para que le sintamos vivo al partir y compartir el pan.
(Paulinas).- Todo el año litúrgico gira en torno a la Pascua, porque lo que da sinceridad a la fe, sentido a la vida y auténtica esperanza es que Cristo ha resucitado. María Magdalena, junto a otras mujeres, serán las primeras en anunciar la inmensa alegría de que el sepulcro está vacío: «No está aquí, ha resucitado».
Jesús resucitado nos acompaña para que comprendamos la Escritura y para que le sintamos vivo al partir y compartir el pan. Si estamos unidos a Él, daremos fruto abundante. El mandamiento del amor es la permanente novedad que zarandea a la Iglesia, para que sea audaz y no tenga nunca miedo. La fiesta del Espíritu irrumpe en pentecostés con aires de Evangelio y sabor a Bienaventuranzas. El Espíritu hace anunciar a los primeros cristianos, con su palabra, pero sobre todo mediante el servicio y el testimonio de sus vidas, que los pobres son liberados. ¡Ven Espíritu, e inaugura un nuevo tiempo de alegría!
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