Una iglesia totalmente desvinculada del poder político y económico, sin hipotecarse a nada y a nadie de este mundo
(Faustino Vilabrille).- Te escribimos estas palabras desde la mente y el corazón: llevamos muchos años ansiando y pidiendo sin cesar a Dios, una reforma muy profunda la Iglesia que la retorne a la fidelidad al Evangelio y a la coherencia con la realidad de nuestro tiempo.
Tus primeros gestos nos han hecho abrigar esperanzas en esa dirección, pero tienes y tenemos todos un camino muy largo que recorrer, porque desde la base y más desde los diferentes peldaños de la estructura eclesiástica nos hemos desviado tanto del Mensaje de Jesús, que el retorno al mismo va a ser largo y costoso.
Para leer el artículo completo, pinche aquí