Romero, hermano, ¡cuánto echamos de menos, tu palabra, tu presencia cercana!
(José Frías, en RyL).- Querido Hermano Oscar Arnulfo Romero: Se escribe por estos días que viene pronto tu beatificación. Imagino que para ti no será noticia importante. Por lo demás el pueblo ya reconoció tu santidad y el Obispo poeta Casaldáliga te ha cantado; «América Latina ya te ha puesto en su gloria de Bernini«. Y los hermanos anglicanos colocaron tu imagen sobre la gran puerta de la Abadía de Westminster de Londres, junto a otros santos como Bonhoeffer, Gandhi y Luther King.
Lo que sí nos parece relevante es que al menos se hable de ti, o sea del estilo de pastor que tú fuiste, que no dejó indiferente a nadie; amado por el mundo popular y odiado por la oligarquía, no solo hasta asesinarte, puesto que hasta hoy, continúas siendo molesto para ellos, por tu fidelidad en el seguimiento del maestro de Nazaret, perseguido como El hasta la cruz.
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