La asignatura del hecho religioso y de historia de las religiones sería un buen antídoto a la absolutización de cada una de las religiones
(Comunidad de base de Santander).- Durante siglos, la Iglesia ha sido la única instancia que se ha preocupado por la educación de la infancia y juventud. Mientras la sociedad civil ignoraba cualquier necesidad educativa de la población, las modestas escuelas parroquiales y los colegios de las órdenes religiosas asumían esta tarea de modo exclusivo.
En un contexto de cristiandad en el que la Iglesia era una institución de poder situada por encima del poder civil, el solapamiento entre la educación religiosa y la educación humanística dio sus frutos. Generaciones de ciudadanos recibieron la formación necesaria para integrarse en el mundo en que vivían.
Hoy el mundo ha cambiado, la noción de cristiandad ha desaparecido y el cristianismo ha dejado de ser la religión del Estado. Con la aparición de los estados modernos, éstos asumen por primera vez la responsabilidad total de la educación básica de sus ciudadanos y crean sus propios sistemas educativos bajo los principios de laicidad, universalidad y gratuidad.
Pero la Iglesia que , desde que se organizó como una institución de poder siempre ha buscado asegurarse el control de las conciencias, de la moral y de los valores de la sociedad, no acaba de asumir la nueva situación y su papel meramente subsidiario. Hoy como ayer el sistema educativo se le presenta como el mejor vehículo para lograr estos fines y la enseñanza de la religión el único instrumento de que dispone para introdeucirse en él.
La nueva Ley de Educación que se está gestando presenta aspectos preocupantes en este y otros aspectos. El problema no sólo reside en la imposición de la asignatura de religión, reducida a una mera acumulación de contenidos evaluables, ajenos a la transmisión de la fé. Además, el discurso ideológico que subyace al proyecto va más allá y afecta al conjunto, impregnando todos sus contenidos. Por último, el recorte de oportunidades para los más débiles conduce a una educación clasista.
Estamos observando cómo sectores poderosos y organizados de la Iglesia han estado luchando en los últimos años, para suprimir en las escuelas la asignatura de «Educación para la Ciudadanía» y fortalecer, en cambio, la asignatura de religión en las escuelas e institutos. Pretenden quesea evaluable y que los que no escojan religión tengan obligatoriamente otra asignatura, alternativa a la religión, también evaluable. Esa asignatura sería: Valores culturales y sociales» en primaria y en secundaria «valores éticos».
Parece que están a punto de lograr que sus valores se plasmen en la nueva Ley de Educación que está preparando el actual gobierno.
Ante esta situación, los miembros de la Comunidad Cristiana Popular «Ignacio Ellacuría» de Santander, hemos estado reflexionando como creyentes que desean lo mejor para la Iglesia, y para que se vaya haciendo realidad el Reino de Dios que nos anunció Jesús. Esto es lo que planteamos y ofrecemos:
¿ Se puede contraponer ,como alternativa, a unos niños y jóvenes que se están formando, la religión a los valores culturales y éticos? A uno de la comunidad le venía a la memoria algo vivido hace años en un Instituto cuando la ética era alternativa de a religión. Subían por las escaleras dos alumnos que iban uno a religión y otro a ética y la dice el primero: «¡Ateo»! y contesta el otro:»¡Inmoral!». Detrás de esta anécdota aparece un tema serio y preocupante: ¿unos van a aprender a regirse por motivaciones religiosas y otos por valores éticos más universales? Cuidado con reproducir las dos Españas. Ojalá los valores éticos universales superen en todos, creyentes o no, los absolutismos en que pueden caer las diversas religiones.
Proponer una asignatura de religión católica u otras religiones, ¿favorece o no la evangelización y la vivencia de la fe? Nos parece un disparate que la religión se aprenda y se pueda suspender, esto mantendría una inadecuada idea de lo que es la religión. La fe se transmite, no se aprende; asimismo la misa se celebra, no se oye, y la comunión no me la dan, sino que me acerco con los demás hermanos para compartir el pan de vida. Mantener simplemente una mentalidad y unos conocimientos religiosos no es evangelizar, puede ser, incluso, un freno para la evangelización.
Hemos intentado hacer un juicio cristiano sobre estos hechos y nos hemos ayudado, entre otros textos bíblicos, del evangelio de Lucas 6, 46-49. Podemos caer en la tentación de creer que está cerca de Dios el que sabe mucho de El y le llama «Señor, Señor» y no entender que lo verdaderamente importante es colaborar en la construcción del Reino de Dios : justicia, amor, vida y verdad, pues esa es la voluntad del Padre Dios manifestada en Jesucristo.
Es una realidad que hay muchos jóvenes y mayores que colaboran con entusiasmo en diversas organizaciones que tienen como fin el bien común, especialmente de los más desfavorecidos, y les cuesta entender que eso tenga algo que ver con la Iglesia. Es muy peligroso crear dualismos: valores éticos o religión; J.M.J. junto al Papa o 15M,; adoración al santísimo o manifestaciones contra los desahucios.
¿Qué proponemos? :
– No un dualismo religión frente a valores culturales y éticos sino una asignatura general sobre el hecho religioso e historia de las religiones y que se mantenga, con todas las mejoras que se quiera, la educación para la ciudadanía para todos.
– Potenciar la importancia de la familia en la transmisión y vivencia de la fe, sobre todo en los primeros años de la vida del niño y joven, y potenciar la vida de fe y compromiso de pequeñas comunidades y grupos de base, dando mucha importancia a las parroquias.
La asignatura del hecho religioso y de historia de las religiones sería un buen antídoto a la absolutización de cada una de las religiones, ya que necesitamos una cierta dosis de relativismo para no confundir la verdad de Dios con nuestras verdades relativas en camino, siempre humilde, hacia la verdad.