Yo no soy digna, Señor, de estar aquí, en tu Casa, mas di una palabra tuya y plena será mi llama
(Jairo del Agua).- Quiero ser tu lamparilla
y a tu lado desgastarme.
Quiero a tus pies postrarme
como simple florecilla.
Y, queriendo, regalarme
como tierna margarita.
Déjame estar a tu vera
y, en silencio, acompañarte.
Y con mis luces besarte,
al menos desde aquí fuera.
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