Existe un fundamentalismo religioso respecto de los partidos a los que sacralizamos convirtiéndolos en iglesias, siendo nuestro partido “la única iglesia verdadera”
(José Ignacio González Faus).- Según nuestra sabiduría popular, «en España sólo dimite Benedicto XVI que ni es español ni está imputado«. El pobre Hamlet lo habría tenido mucho más fácil aquí. Porque, aunque en España algo huela a podrido más que en Dinamarca, aquí no hay dilemas de esos de ser o no ser, sino que las cosas son más simples: «no dimitir, that`s the question«. Para nuestros políticos es el mandamiento más importante: como el 6º del Decálogo bíblico.
Si examinamos los argumentos de quienes se mantienen tan firmes en ese mandamiento, podremos medir, no su altura moral (que no debemos juzgar nosotros), pero sí su capacidad lógica. Eso nos permitirá deducir que: o son tontos (si se creen ese argumento) o mienten (si la cabeza les funciona como para percibir que el argumento no vale).
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