Se van a los lugares donde pueden ser ministras del altar, obispas, donde se les permite hacer homilías y donde todos los miembros de sus sínodos no son varones
(Isabel Gómez Acebo).- En la carta que voy a reproducir a continuación, de la religiosa benedictina norteamericana Joan Chittister, se plantea un problema que, aunque lo podamos negar está presente en algunas comunidades, sobre todo entre las mujeres más jóvenes.
Fuera de España las mujeres que abandonan el catolicismo porque consideran que no son tratadas en igualdad con los varones, pueden encontrar otras iglesias cristianas donde vivir su fe, entre nosotros es peor porque hay menos comunidades protestantes.
«El mayor problema de la teología sobre la eucaristía de nuestro tiempo no es que la gente no comprenda su valor y sentido, más bien es todo lo contrario. Todos los niños aprenden que es el signo de la comunidad cristiana, su corazón. ¿Quién se atreve a negar la unión, la profundidad y la fuerza eléctrica que nos une en ella? Sabemos que es el eslabón entre nosotros y Cristo, entre nosotros y el Evangelio, entre nosotros y la Tradición que nos une al mismo Jesús y al mundo que nos rodea. No se pone en duda lo que es la Eucaristía.
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